Por Diego Genoud Investigadora
del Conicet, acaba de publicar el libro "¿Existe la clase obrera?".
Resumen de la entrevista. Completa en LA POLITICA ONLINE
¿Por qué el
sindicalismo unificado aparece hoy como uno de los principales avales del
macrismo en el poder?
Porque la unificación fue formal pero no real. Por eso,
el gobierno tiene una estrategia que le está funcionando, de negociación
sectorial, que es lo que hace con los gremios del transporte. El gobierno
negocia solamente con los sectores que pueden perjudicarlo económicamente, como
la CATT, que -cuando para- te para el país. Al mismo tiempo, eso no le impide
postergar la paritaria docente. El triunvirato tiene mucho problema para lograr
una estrategia conjunta y el gobierno está siendo exitoso porque la unidad no
es real.
El gobierno tiene una estrategia que le está funcionando
que es la negociación sectorial, sólo con los sectores que pueden perjudicarlo.
Y eso le funciona porque la unidad de la CGT no es real.
¿Dice que el sindicalismo no enfrenta al gobierno porque
en realidad sigue dividido?
Claro, porque hay mucho desacuerdo para adentro. Hay
muchos sectores que prefieren negociar solos, antes que tener un plan de lucha.
Es claro en el caso de los gremios del Transporte, que no necesitan de nadie
para negociar. En el caso de los docentes es al revés: tuvieron un
acompañamiento al principio pero después no consiguieron lo que querían y no
tuvieron un acompañamiento fuerte por parte de la CGT. De hecho, el gobierno
amenaza con un proyecto de ley para anular la paritaria docente y eso no
provoca ninguna reacción.
¿Qué tipo de
sindicalismo hereda Macri de los años kirchneristas?
Se encuentra con un sindicalismo muy sectorizado, muy
fragmentado y con un sector muy grande muy corporativizado, mucho más que en
otras épocas. Se ve en el transporte pero también con las automotrices: hay
sindicatos que están más preocupados en negociar beneficios para sus empresas
-porque eso termina beneficiando a sus empleados- que en lograr beneficios para
otros sectores de la clase trabajadora. Les conviene más negociar REPRO que
negociar una paritaria más alta.
¿Los trabajadores
formales se consolidaron como aristocracia obrera en su conjunto o se dividen
ahora en trabajadores de primera y de segunda?
No, hoy la clase trabajadora se puede partir en tres. Por
un lado, los trabajadores formales que están en blanco, registrados, tienen
derecho de agremiación y relaciones laborales reguladas. Después, los
trabajadores precarios que tienen sueldo y patronal pero que tienen una baja
institucionalización de las relaciones laborales y después tenés los
trabajadores de la economía popular. Los trabajadores de la UOM ganan promedio
8500 pesos mientras un camionero gana promedio 25 mil o un bancario 26 mil.
¿A qué atribuye
ese abismo salarial que existe en el sector industrial entre por ejemplo la UOM
y el SMATA?
A la tercerización, porque por ejemplo en Techint vos
tenés trabajadores que están bajo el convenio de la UOM y tenés empresas
tercerizadas que pertenecen a Techint, que tienen sueldos más bajos, menos
derechos laborales y presionan los salarios del resto hacia abajo. Hubo un
momento en que Héctor Recalde y Piumato plantearon restituir la ley Centeno -de
1974- de solidaridad de la empresa general a la tercerizada.
¿Qué importancia
le atribuye al acercamiento de la CGT con los movimientos sociales?
Me parece que es la gran novedad de esta CGT y creo que
es el camino que debe hacer si quiere conservar cierta representación sobre la
clase trabajadora. Hay un conjunto de trabajadores -que antes llamábamos
desocupados- que en el proceso del kirchnerismo logró inventarse un trabajo y
crear una representación política que es la CTEP. Cuando uno mira la capacidad
de movilización de esos sectores, se da cuenta que hay trabajo político,
organización y construcción de representación. Además, la CTEP no reniega del
modelo sindical argentino. De hecho, hoy Grabois está planteando que la CTEP es
un equivalente a la UATRE, que no es una rama de actividad sino que es un
sector. No podés discutir salario mínimo solamente con un 40 o 35 por ciento de
la clase trabajadora.
¿Esa es la tasa de
afiliación?
No, la tasa de afiliación es del 37 %, es el número más
alto de América Latina. Estuve en Brasil, la semana pasada: hay 13 centrales
sindicales y 11 mil sindicatos, la fragmentación es mayor. Entonces, la CGT
conserva una representación significativa pero sólo sobre la clase formal. No
podés discutir hoy salario mínimo sino incluís a la CTEP porque el salario
social complementario que se aprobó con la Ley de Emergencia Social está en
4100 pesos y es el 50 % del salario mínimo. Estratégicamente, a la CGT le conviene
que estén todos adentro.
¿Hubiera sido
posible esa alianza sin la Iglesia, sin Francisco?
No. El Papa jugó un rol importante, primero para instalar
la idea de CTEP y después por su contacto con algunos sindicalistas más
cercanos a la Doctrina Social de la Iglesia. Se vio el año pasado en la marcha
de San Cayetano, en el plenario de movimientos sociales que se hizo en la CGT y
el último, el 18 de noviembre, cuando cierra Schmid frente al Congreso en la
sanción de la Ley de Emergencia Social. Ese hecho cristaliza una mirada
distinta del sindicalismo sobre los movimientos sociales, algo que antes se
restringía a la CTA y ahora lo toma la CGT.
En el libro habla
de poder político y poder corporativo. ¿Qué lugar ocupa el sindicalismo hoy
dentro de la estrategia política del peronismo?
Durante los
últimos años se consolidó un kirchnerismo antisindical y un sindicalimo
antikirchnerista. ¿Siguen vigentes esas posiciones?
Fue algo impresionante, si. Pero hoy lo veo más vigente
desde el sindicalismo que desde el kirchnerismo. Cristina incluso hizo una
autocritica tímida hace poco en la reunión de la Corriente Federal sobre la
relación con el sindicalismo en su gobierno. Desde el sindicalismo no veo
autocrítica. Hubo errores, una mala lectura de la coyuntura poscrisis de 2009 y
hubo límites en la propuesta de gobierno de tipo estructural. El kirchnerismo
abusó de lo que entendía como votos propios y ahí se dio una lógica
catastrófica que llevó a un tercer gobierno que terminó en la derrota
electoral.
¿Por qué dice que
la pelea entre CFK y Moyano no se debe tanto a razones políticas o personales
sino a condicionamientos económicos?
Hubo una disputa política con la muerte de Kirchner, pero
si uno vuelve a los hechos ve que en 2009 y 2010 hay una serie de proyectos que
presenta Héctor Recalde contra la tercerización laboral y por el reparto en las
ganancias empresariales. Y eso es lo que alerta a sectores como Funes de Rioja y
Héctor Méndez y ahí empieza una ofensiva antisindical que termina con la
división de la CGT y la ley de ART. No querían que los sindicatos accedan a los
libros de las empresas.
¿El gobierno de
Macri representa un problema inédito para Moyano?
Sí, y por eso Moyano se corrió de la CGT, se metió en la
AFA y hoy tiene este perfil. Su enojo con el kirchnerismo le jugó una mala
pasada. No creo que sea un traidor ni que esté del lado del gobierno porque si
uno mira todos los conflictos de Camioneros desde que Macri asumió siempre
siguieron defendiendo los derechos de los trabajadores. No veo que claudique en
términos de representación sectorial para negociar con el gobierno.
Con el fin del
liderazgo de Moyano, ¿hay que prepararse para un período largo de una
dirigencia más gris y colegiada?
Después de un liderazgo tan fuerte, creo difícil que
surja un dirigente inmediatamente.
En este contexto
¿puede haber trabajadores que vuelvan a votar a Cambiemos?
Sí. Porque otra vez si los trabajadores y sus
organizaciones no logran rearticular un poco hacia adentro, la desigualdad
incluso entre trabajadores formales es brutal. Los bancarios, los aeronáuticos
y los trabajadores de la CATT tienen dolarizados sus salarios. En términos de
sus consumos, de sus intereses, de cuánto ganan, de dónde viven, son mundos
radicalmente distintos. Lo que no veo es que lo vuelvan a votar los sectores
más bajos de la clase trabajadora que lo votaron enojados con la gestión de
Scioli en la provincia. La aristocracia obrera, en cambio, si puede volver a
votarlo.