viernes, 16 de junio de 2017

"La desindicalización del peronismo no tiene vuelta atrás"


Por Diego Genoud Investigadora del Conicet, acaba de publicar el libro "¿Existe la clase obrera?".

Resumen de la entrevista. Completa en LA POLITICA ONLINE

¿Por qué el sindicalismo unificado aparece hoy como uno de los principales avales del macrismo en el poder?
Porque la unificación fue formal pero no real. Por eso, el gobierno tiene una estrategia que le está funcionando, de negociación sectorial, que es lo que hace con los gremios del transporte. El gobierno negocia solamente con los sectores que pueden perjudicarlo económicamente, como la CATT, que -cuando para- te para el país. Al mismo tiempo, eso no le impide postergar la paritaria docente. El triunvirato tiene mucho problema para lograr una estrategia conjunta y el gobierno está siendo exitoso porque la unidad no es real.
El gobierno tiene una estrategia que le está funcionando que es la negociación sectorial, sólo con los sectores que pueden perjudicarlo. Y eso le funciona porque la unidad de la CGT no es real.

¿Dice que el sindicalismo no enfrenta al gobierno porque en realidad sigue dividido?
Claro, porque hay mucho desacuerdo para adentro. Hay muchos sectores que prefieren negociar solos, antes que tener un plan de lucha. Es claro en el caso de los gremios del Transporte, que no necesitan de nadie para negociar. En el caso de los docentes es al revés: tuvieron un acompañamiento al principio pero después no consiguieron lo que querían y no tuvieron un acompañamiento fuerte por parte de la CGT. De hecho, el gobierno amenaza con un proyecto de ley para anular la paritaria docente y eso no provoca ninguna reacción.

¿Qué tipo de sindicalismo hereda Macri de los años kirchneristas?
Se encuentra con un sindicalismo muy sectorizado, muy fragmentado y con un sector muy grande muy corporativizado, mucho más que en otras épocas. Se ve en el transporte pero también con las automotrices: hay sindicatos que están más preocupados en negociar beneficios para sus empresas -porque eso termina beneficiando a sus empleados- que en lograr beneficios para otros sectores de la clase trabajadora. Les conviene más negociar REPRO que negociar una paritaria más alta.

¿Los trabajadores formales se consolidaron como aristocracia obrera en su conjunto o se dividen ahora en trabajadores de primera y de segunda?
No, hoy la clase trabajadora se puede partir en tres. Por un lado, los trabajadores formales que están en blanco, registrados, tienen derecho de agremiación y relaciones laborales reguladas. Después, los trabajadores precarios que tienen sueldo y patronal pero que tienen una baja institucionalización de las relaciones laborales y después tenés los trabajadores de la economía popular. Los trabajadores de la UOM ganan promedio 8500 pesos mientras un camionero gana promedio 25 mil o un bancario 26 mil.

¿A qué atribuye ese abismo salarial que existe en el sector industrial entre por ejemplo la UOM y el SMATA?
A la tercerización, porque por ejemplo en Techint vos tenés trabajadores que están bajo el convenio de la UOM y tenés empresas tercerizadas que pertenecen a Techint, que tienen sueldos más bajos, menos derechos laborales y presionan los salarios del resto hacia abajo. Hubo un momento en que Héctor Recalde y Piumato plantearon restituir la ley Centeno -de 1974- de solidaridad de la empresa general a la tercerizada.
  
¿Qué importancia le atribuye al acercamiento de la CGT con los movimientos sociales?
Me parece que es la gran novedad de esta CGT y creo que es el camino que debe hacer si quiere conservar cierta representación sobre la clase trabajadora. Hay un conjunto de trabajadores -que antes llamábamos desocupados- que en el proceso del kirchnerismo logró inventarse un trabajo y crear una representación política que es la CTEP. Cuando uno mira la capacidad de movilización de esos sectores, se da cuenta que hay trabajo político, organización y construcción de representación. Además, la CTEP no reniega del modelo sindical argentino. De hecho, hoy Grabois está planteando que la CTEP es un equivalente a la UATRE, que no es una rama de actividad sino que es un sector. No podés discutir salario mínimo solamente con un 40 o 35 por ciento de la clase trabajadora.

¿Esa es la tasa de afiliación?
No, la tasa de afiliación es del 37 %, es el número más alto de América Latina. Estuve en Brasil, la semana pasada: hay 13 centrales sindicales y 11 mil sindicatos, la fragmentación es mayor. Entonces, la CGT conserva una representación significativa pero sólo sobre la clase formal. No podés discutir hoy salario mínimo sino incluís a la CTEP porque el salario social complementario que se aprobó con la Ley de Emergencia Social está en 4100 pesos y es el 50 % del salario mínimo. Estratégicamente, a la CGT le conviene que estén todos adentro.

¿Hubiera sido posible esa alianza sin la Iglesia, sin Francisco?

No. El Papa jugó un rol importante, primero para instalar la idea de CTEP y después por su contacto con algunos sindicalistas más cercanos a la Doctrina Social de la Iglesia. Se vio el año pasado en la marcha de San Cayetano, en el plenario de movimientos sociales que se hizo en la CGT y el último, el 18 de noviembre, cuando cierra Schmid frente al Congreso en la sanción de la Ley de Emergencia Social. Ese hecho cristaliza una mirada distinta del sindicalismo sobre los movimientos sociales, algo que antes se restringía a la CTA y ahora lo toma la CGT.

 En el libro habla de poder político y poder corporativo. ¿Qué lugar ocupa el sindicalismo hoy dentro de la estrategia política del peronismo?
 Hay un proceso del que no hay vuelta atrás: la desindicalización del peronismo. El peronismo no va a volver a ser un partido sindical y para el sindicalismo eso genera muchas dificultades. Hoy el peronismo tiene interés en convocar al sindicalismo debido a la gran fragmentación y hay un intento de todos los sectores de sumar sindicalistas con la idea de un proyecto pro-trabajadores. El caso de Daer, que va de Massa a Randazzo, la Corriente Federal con Cristina, el Momo Venegas con Macri y la gran incógnita es qué va a hacer el moyanismo.

Durante los últimos años se consolidó un kirchnerismo antisindical y un sindicalimo antikirchnerista. ¿Siguen vigentes esas posiciones?
Fue algo impresionante, si. Pero hoy lo veo más vigente desde el sindicalismo que desde el kirchnerismo. Cristina incluso hizo una autocritica tímida hace poco en la reunión de la Corriente Federal sobre la relación con el sindicalismo en su gobierno. Desde el sindicalismo no veo autocrítica. Hubo errores, una mala lectura de la coyuntura poscrisis de 2009 y hubo límites en la propuesta de gobierno de tipo estructural. El kirchnerismo abusó de lo que entendía como votos propios y ahí se dio una lógica catastrófica que llevó a un tercer gobierno que terminó en la derrota electoral.

¿Por qué dice que la pelea entre CFK y Moyano no se debe tanto a razones políticas o personales sino a condicionamientos económicos?
Hubo una disputa política con la muerte de Kirchner, pero si uno vuelve a los hechos ve que en 2009 y 2010 hay una serie de proyectos que presenta Héctor Recalde contra la tercerización laboral y por el reparto en las ganancias empresariales. Y eso es lo que alerta a sectores como Funes de Rioja y Héctor Méndez y ahí empieza una ofensiva antisindical que termina con la división de la CGT y la ley de ART. No querían que los sindicatos accedan a los libros de las empresas.

¿El gobierno de Macri representa un problema inédito para Moyano?
Sí, y por eso Moyano se corrió de la CGT, se metió en la AFA y hoy tiene este perfil. Su enojo con el kirchnerismo le jugó una mala pasada. No creo que sea un traidor ni que esté del lado del gobierno porque si uno mira todos los conflictos de Camioneros desde que Macri asumió siempre siguieron defendiendo los derechos de los trabajadores. No veo que claudique en términos de representación sectorial para negociar con el gobierno.

Con el fin del liderazgo de Moyano, ¿hay que prepararse para un período largo de una dirigencia más gris y colegiada?
Después de un liderazgo tan fuerte, creo difícil que surja un dirigente inmediatamente.

En este contexto ¿puede haber trabajadores que vuelvan a votar a Cambiemos?

Sí. Porque otra vez si los trabajadores y sus organizaciones no logran rearticular un poco hacia adentro, la desigualdad incluso entre trabajadores formales es brutal. Los bancarios, los aeronáuticos y los trabajadores de la CATT tienen dolarizados sus salarios. En términos de sus consumos, de sus intereses, de cuánto ganan, de dónde viven, son mundos radicalmente distintos. Lo que no veo es que lo vuelvan a votar los sectores más bajos de la clase trabajadora que lo votaron enojados con la gestión de Scioli en la provincia. La aristocracia obrera, en cambio, si puede volver a votarlo.

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