SEBASTIÁN D. PENELLI
Solidaridad fue el nombre del frente
nacional que impulsaron el papa Juan Pablo II y el sindicalista Lech Walesa para unificar al movimiento
obrero polaco en los '80. Diez años más tarde, se convirtió en un partido y
Walesa fue elegido presidente. El
"plan polaco" para la Argentina se prepara para competir en 2019.
Con la venia del Papa Francisco, la Multisectorial 21F que integran más de 950
organizaciones sindicales, políticas y sociales de todo el país apura el armado
de un gran frente nacional opositor, que aglutine a todas las alas del
peronismo y otras expresiones políticas encaradas a Mauricio Macri, para
competir en las elecciones presidenciales de 2019. Un fantasma recorre la
Argentina.
Una hora de charla amiga en el segundo
piso de la Residencia de Santa Marta alcanzó. "Está cansado, pero en
paz". Desde Guardia de Hierro a la
Tendencia Piquetera Revolucionaria, pasando por La Cámpora y hasta Nuevo
Encuentro. Todos con los pies en el mismo plato. Sin sectarismos ni exclusiones.
Sin grietas. Resistencia sindical y defensa de los convenios colectivos de
trabajo. "Si el gobierno de Macri es reelecto corre peligro la integridad
de la Patria", estimó el obispo sin sotana a su regreso de Roma. "La
riqueza natural de la Argentina está en disputa porque el líder mundial es
argentino", analizó el confidente bergogliano. Esta puesta en escena
genera un temor inédito para la historia nacional: el avance del separatismo,
las convulsiones internas y una eventual disgregación territorial para generar
caos en el país del Papa. El famoso 'divide y reinarás'.
La
militancia está más a la altura que la dirigencia. El 21F pregona la unidad de
todas las corrientes del campo popular para dirimir candidaturas en una mega
PASO. Cuando se dice
todos, es todos, repiten. El remordimiento del Movimiento Evita, el café entre
Cristina de Kirchner y Héctor Daer, la misa de Julián Domínguez en Luján, el
regreso de Hugo Moyano al PJ y el alejamiento de Felipe Solá del FR demuestran
que el designio avanza. El Senado esconde al hueso más duro de roer. Este tipo
de armado no es nuevo. En el Vaticano lo conocen a la perfección.
Solidaridad
fue el nombre con el que se bautizó en 1980 a la federación sindical polaca que
desterró al comunismo soviético de ese país para regresarlo a las huestes del
catolicismo liberal conservador.
Solidaridad nació de la lucha obrera por la libertad sindical, unió a 10
millones de personas y fue uno de los responsables de la caída del fantasma del
comunismo en Europa del este. Los líderes de aquel movimiento incandescente
fueron el sindicalista Lech Walesa y Karol Wojtyla, más conocido como Juan
Pablo II.
En solo diez años, el carpintero Walesa
fue regente de las históricas huelgas ilegales del Astillero de Gdansk (Lenin),
dirigió decenas de comités gremiales clandestinos, enfrentó con su cuerpo al
férreo gobierno de la URSS, permaneció 11 meses preso por razones políticas,
ganó un Premio Nobel de la Paz que no pudo ir a recibir y llegó a presidente de
Polonia en 1990. Todo, bajo el manto de aquel Papa, exarzobispo de Cracovia.
Desde el trono de San Pedro, Wojtyla apoyó abiertamente la aventura de Walesa y
se convirtió el principal impulsor de la "democratización" de Europa
oriental. Iglesia y sindicatos de la mano, en el mismo camino, con un objetivo
común.
LECH
WALESA Y KAROL WOJTYLA.
A 38 años de la incursión polaca del
fallecido Wojtyla, el terreno se allana para una réplica criolla. Una misma
persona une las dos historias a través del tiempo y las distancias: Marcelo Sánchez Sorondo. El actual
canciller de las academias pontificias fue el articulador designado por Juan
Pablo II para desparramar Solidaridad por Polonia. Hoy, carga con la misma mochila para la Argentina y es uno de los
consignatarios de Francisco en la relación vaticana con China. De la mano de
opulentos empresarios orientales como Nianbo Wu, Sorondo transita la huella que
dejó Matteo Ricci.
El Papa se acercó al gigante asiático por historia y necesidad. Lo
hace a través de un foro interreligioso. Las tensiones con Donald Trump
facilitaron el trabajo. El estadounidense retiró a su país del COP21 de París,
barrió las metas sobre desarrollo sustentable que impuso el Vaticano para la
Agenda 2030 de la ONU y rompió el pacto nuclear con Irán, a pedido de Israel. Trump hizo todo lo contrario a lo que
propuso Francisco para garantizar el cuidado de la "Casa Común". Por
ese motivo, se acercó a China. Por ese motivo, miles de inmigrantes se
refugian en establecimientos religiosos mexicanos para descansar la marcha. La
"nueva iglesia" del Papa es la de América latina, Asia y África.
"México es la esperanza", rezan cerca suyo.
Sorondo brinda el marco institucional
para el juego político clerical. Un año
atrás abrió las puertas de Santa Marta a los Camioneros y poco después disertó
en la CGT como enviado del Papa. Trascendió que organiza para el próximo año un coloquio que no causalmente se
celebrará en China. Los encuentros del canciller reúnen a líderes mundiales
de las más variadas disciplinas y el más alto nivel. Jeffrey Sach, economista y
asesor directo del secretario general de la ONU, lo escolta. Gustavo Béliz en
nombre del BID, también. Sach fue el
promotor de la fallida candidatura de Bernie Sanders, el demócrata de
izquierda que se enfrentó a los Clinton en las internas previas al inesperado
triunfo de los republicanos. El canciller y Sach entrelazan con Asia para
restituir las metas de desarrollo en la ONU y la vigencia el tratado de París,
que fueron suscriptos por casi 200 países, y que Trump condenó al olvido. Sach
lidera un grupo de "desencantados" con Trump, que se apoyan en el Vaticano
para acercarse a China, y que hoy son una amenaza para la Casa Blanca.
Bergoglio
apuesta a China. Cree que el acuerdo estratégico con Xi Jinping por el
nombramiento oficial de obispos es el "motivo real" de los virulentos
ataques mediáticos en su contra.
Dice que buscan dañar su imagen a nivel
global. En el Vaticano señalan, entre otros, a la cadena Fox News. También
a los hermanos Kosh, herederos de un imperio petrolero y propietarios de la
segunda empresa privada más grande de Estados Unidos. De origen alemán y
ultraconservadores, los poderosísimos Charles y David Kosh poseen una extensa
red de influencias que traspasan los duros muros del Vaticano. Los imputan por
querer capturar la mayoría del Colegio Cardenalicio, encargado de nombrar en el
futuro al Papa N° 267. No pudieron. No los dejó. Analistas internacionales
aseguran que la telaraña Kosh incluso llegó a Brasil, donde el candidato
preferido de los magnates ganó las últimas elecciones. El conglomerado
empresarial Kosh factura más de u$s 100.000 millones al año. Los dos hermanos
poseen la décima fortuna más grande del planeta.
Los hermanos Kosh, David (78) y Charles
(83) inyectaron millones de dólares al servicio de causas ultraconservadoras,
son los motores del Tea Party, financian a republicanos y poseen mucha
influencia en la política estadounidense. Hoy, rivalizan con el Vaticano.
OPPORTUNITIES
Los tiempos se aceleran. Las acciones -y
reacciones- se multiplican. Los objetivos son los mismos: construir, de la
periferia al centro, los consensos necesarios para lograr un desarrollo justo y
sostenible, y enfrentar las situaciones difíciles que no solo afectan a
"desamparados y olvidados", sino que "amenazan el futuro de la
humanidad entera". Así lo manifestó Bergoglio ante la cumbre
interreligiosa del G20 en septiembre pasado. Así se lo expresará el 21F a los
líderes mundiales que aterrizarán en Buenos Aires a fin de mes. El 20 de
noviembre, día de la militancia, la regional 21F del NEA se moviliza en defensa
del agua.
El inminente
desembarco de los presidentes de las naciones más ricas concentra las miradas
sobre la Argentina. La agenda del G20 se vincula al negocio del petróleo y las
finanzas, muy lejos de lo exigido en la encíclica Laudato Sí. En ámbitos
eclesiásticos creen que es la oportunidad perfecta para dejar en evidencia los
perjuicios argentinos de la sociedad entre Macri, Trump y el premier israelí
Benjamín Netanyahu. Habrá que seguir con atención las palabras de Sánchez
Sorondo en la anticumbre organizada por CLACSO en Ferro.
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INFORME RESERVADO
La
semana pasada Francisco interrumpió su actividad en el Sínodo de Obispos para
recibir a dos dirigentes del 21F.
Los visitantes cruzaron el Atlántico con pocas expectativas. La sorpresa los
desbordó. "Sabía que venían", les dijo sonriente antes de abrazarlos.
El Pontífice sufre los embates de un hombre de 83 años que nunca para. La
curvatura de la espalda lo deja expuesto. Trabaja día y noche. Almuerza y cena
en soledad. Dedica el tiempo de descanso a las lecturas. Está totalmente
comprometido con sus causas. El cardenal filipino Luis Antonio Tagle y Gokim
puede esperar.
En la misa pública donde estuvieron los
enviados de la Multisectorial, el Papa ubicó a sus coterráneos en un lugar
privilegiado del "corralito"
de la Plaza San Pedro: los activistas aprovecharon para mostrar a los ojos del
mundo las consignas locales. Paz, pan y trabajo. Los atiborró de regalos
piadosos, les bendijo cajas repletas de crucifijos y estampó su firma en varias
remeras. Una de las casacas firmadas provocará alivios y revuelo. En tiempos
donde la gestualidad gobierna el acto de la comunicación, el autógrafo de Francisco
parece ser la modalidad preferida para demostrar estrecha afinidad. Por ahora,
las fotos con políticos argentinos están vedadas. "Todos los días rechaza
decenas de pedidos de audiencias", aseguran en Roma.
De
regreso a la Argentina, los oyentes del 21F brindaron un informe reservado:
ámbito.com fue testigo. La unidad de la oposición solo se concretará con el
"renunciamiento" masivo a las aspiraciones personales. La táctica es unir al peronismo de
cara a las elecciones 2019 y frenar el avance del "capitalismo
salvaje" y los partidos que sostienen el neoliberalismo económico como
modelo de país. La estrategia, aplicar al plan polaco. En tres meses el Papa
recibirá a una importante delegación internacional que marcará el rumbo
definitivamente. Confiados en el método y con amplio respaldo vaticano, en el
21F se hacen ilusiones hasta con un candidato propio. "Ojo que está
midiendo muy bien", invocan entre risas socarronas.