Una
batalla por otra civilización
La geopolítica en torno al Corona Virus
Wim
Dierckxsens, Walter Formento, Febrero 28, 2020.
En el nuevo milenio del 2000, se
observa el ascenso constante de la participación de EEUU, y también de la Unión
Europea, en la inversión extranjera directa (IDE) en China a costa de Hong
Kong, Taiwán y Japón. Microsoft entró en el mercado chino en 1992 y luego
entraron otros gigantes, particularmente aunque no exclusivamente, las
corporaciones tecnológicas de la información y comunicación como Facebook, Amazon,
Apple, Alphabet, Netflix, Google (los FANG), Intel, Oracle, IBM, Cualcomm,
PayPal, Cisco, entre otros. En el periodo 1990 y 2017 las empresas globales, de
origen estadounidenses, invirtieron más que 250 mil millones de dólares en
China sobre todo en tecnologías de la información y comunicación.
A la par de las transnacionales
globales, se desarrollan también los gigantes conglomerados nacionales chinos
(que denominamos Pekín). Hace años que China compite en casi todos los sectores
de alta tecnología con las empresas globales procedentes particularmente de
Norteamérica. A principios de este milenio, Estados Unidos exportaba tres veces
más que China en productos tecnológicos a los mercados mundiales. Con el
tiempo, Estados Unidos se convirtió en un importador masivo de productos
tecnológicos hechos en China que antes producía en tierra propia, generando una
balanza comercial cada vez más negativa.
En la actual década, los
estadounidenses solo mantienen un amplio liderazgo en los sectores compuestos
por la industria automotriz y la aeronáutica. Desde 2010, Pekín asumió el
liderazgo de las exportaciones, superando a las transnacionales
‘norteamericanas’ en renglones como información y comunicación. Asimismo, acaba
de igualar las ventas de instrumentación científica y está cerca de emparejar
las ventas de plantas de generación de energía. Hoy Pekín es uno de los
fabricantes más grandes del mundo de productos de alta tecnología como robots
industriales, chips y máquinas herramienta. Los titanes estadounidenses ven
cada vez más complicada la competencia con los gigantes chinos.
Inexorablemente, año tras año
desde el comienzo del milenio, la participación de los Estados Unidos en la
economía mundial se reduce mientras que China aumenta. China ya es el centro
clave de la economía global y el principal socio comercial de casi 130
naciones. El único competidor económico de los Estados Unidos está ocupado
volviendo a integrar la mayor parte del mundo a una versión totalmente
interconectada del siglo XXI de un sistema comercial que estuvo en su apogeo
durante más de un milenio: las Rutas de la seda euroasiática. China supera en
gran medida a los EEUU en las solicitudes de patentes y produce al menos 8
veces más graduados de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM por
sus siglas en inglés) al año que los Estados Unidos ganando el estatus de
principal contribuyente a la ciencia global.
Después de la crisis global de
2007-08, hay una aceleración de los volúmenes de las IDE (Inversiones
Extranjeras Directas) de China hacia el mundo que revela la decisión de la
internacionalización de empresas chinas, el aumento de la inversión china en la
economía de otros países y la decisión estratégica. Lo anterior mucho tiene que
ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al
de Bretton Woods y la denominada Nueva Ruta de la Seda –NRS-. Esta iniciativa
NRS está asociada a las políticas de inversión regional de “Ir al Oeste”, en
el propio territorio chino, y ha evolucionado hasta incluir acuerdos y
proyectos de conectividad por construcción de infraestructura con Europa, Asia,
África y América Latina, principalmente en energía, alimentos, minerales y
transporte comercial. La NRS incluye acuerdos con organizaciones ya establecidas
entre China y otros países hacia un mundo multipolar. En primer lugar, estaría
el impulso a la mayor internacionalización del yuan como moneda para
transacciones de capital.
En el cuadro geopolítico de hoy,
tenemos que las fuerzas del capital financiero globalizado procuran imponer un
Estado global con su propia moneda global y concretamente una cripto-moneda. El
Estado global se plantea por encima de las naciones y de la Organización de las
Naciones Unidas -ONU-, incluso por encima de EEUU. Con una fuerza militar
propia basada en la OTAN, pero nutrida de fuerzas (a menudo mercenarias) provenientes
de todas las naciones y pueblos como ya es realidad y sucede en general. Los
globalistas quieren otro sistema monetario internacional (economic reset), sin
embargo, también lo quiere el multipolarismo
China-Rusia-India-Sudáfrica-Sudamérica. China es el principal acreedor de EEUU
debido a su enorme superávit en la balanza comercial que tiene con esta nación. Desde 2013, China ha parado de
acumular bonos del Tesoro norteamericano e incluso disminuyó su tenencia y los
vende en dólares para comprar oro.
Cuanto más tiempo Trump
permanezca en la presidencia, más opciones tiene la China multipolar para
avanzar con su proyecto multipolar. Trump apuesta a otro período presidencial
más y, de lograrlo, podrá ayudar a parar nuevamente a las fuerzas globalistas
en su delirio oligárquico-belicista y el mundo podría estar a salvo nuevamente
de una conflagración mundial. El fracaso de los demócratas-globalistas en el impeachment
( iniciativa de destitución) contra Trump les ha dejado en un estado de
desesperación y, más aún, la cada vez más probable candidatura a la presidencia
de Sanders por los demócratas los deja sin candidato propio del Partido
Demócrata, y el muy probable triunfo de Trump que se avizora en noviembre de
2020, quien no solo ha superado toda trampa y todo golpe de estado desde que
asumió en 2017, también ha logrado posponer en el tiempo la inevitable crisis
económica que hubiera afectado negativamente su campaña electoral.
El Nuevo
Corona Virus como vehículo geopolítico
El Nuevo Coronavirus, que
oficialmente se denomina “COVID-19, ya ha tenido un gran impacto mundial. Debido
en buena medida gracias a los grandes medios de comunicación del capital
financiero globalista (CNN, BBC, Deutsche Welle,
Washington Post, New York Times, AFP, AP, etc.).
Apple fue el causante del primer
pánico cuando anunció que esperaba una baja en sus ganancias debido al cierre
de la producción en China relacionado con el coronavirus. China representa un
30% de la producción mundial y se esperaba la quiebra de muchas empresas en
China a menos que sean rescatadas por el gobierno (que sin lugar a dudas lo
hará) tendrían efectos graves en la propia economía china y más allá. En una época globalizada los efectos se dan en
cadena de valor más allá de las fronteras chinas, por lo que se estimaba una
baja en el comercio mundial de 600 mil millones de dólares.
El objetivo claramente es causar angustia
entre inversores en torno a las bolsas
de valores en el mundo con el objetivo de generar una gran crisis mundial,
dejando colapsar las burbujas privadas (de vivienda, autos, etc.), públicas y
empresariales. Esta mega-crisis ya estaba en el aire desde que Trump fue electo
en 2017 y los globalistas no lograron provocar su estallido hasta ahora ni
sacar a Trump de la casa Blanca por motivos ampliamente abordados en trabajos
anteriores nuestros. El corona virus vendría a brindar una nueva oportunidad
para causar la “crisis” en plena campaña electoral, que pueda ser
“instrumentada” para evitar la reelección de Trump.
Aparecieron y aparecerán muchas
noticias y artículos sobre el impacto mortal
que tendría la pandemia a escala mundial, aparentemente para generar una situación
de pánico mundial. Todo
el complejo de medios de comunicación globalista (CNN; BBC; Deutsche Welle,
etc.) repetía hasta el cansancio que Beijing -Pekín- estaba «mintiendo» y
perdiendo el control sobre la epidemia y su economía. Con “racismo” incluso
acusaban al propio BRI (La Nueva Ruta de Seda) de ser una pandemia y que era «imposible
de poner a China en cuarentena». Cuando China parecía lograr
tener el control sobre la pandemia aparecen como “salidos del infierno” casos
en cada vez más países fuera de China, en primer lugar en el Lejano Oriente: Japón
y Corea del Sur y luego siguiendo la
Ruta de la Seda vía Irán a Italia. La OMS informó el 25 de febrero que unas 77 mil
personas habían sido afectadas por el virus con 2.600 muertos, pero que Pekín aparentemente
ya lo tenía bajo control.
Para hacerlo más impactante aún y
crear así pánico a nivel mundial comienzan a inventariar los casos esporádicos en
el mundo entero, como si ya tuviéramos una pandemia a escala mundial. Brasil,
Grecia, Pakistán confirman su primer
caso, Kuwait, Irak, Bahréin y Libano
confirman posibles casos, Finlandia el segundo caso y Francia incluso un segundo
muerto. Se
difunde que Reino
Unido planea hacer pruebas al azar en la población con síntomas parecidas al coronavirus. En
el mismísimo EEUU, donde aparente y curiosamente, a estas alturas aún no se han
reportado casos más allá de las personas que estuvieron en un crucero, los
demócratas están politizando el virus pidiendo que Trump destine 8.5 mil
millones de dólares para evitar la pandemia en su país. El presidente en cambio
es de la opinión que basta 2.5 mil millones de dólares.
Es impresionante toda la
publicidad que recibe la ´pandemia´ y, más aún, cuando sabemos que según cifras
de la OMS mueren hasta 650.000 personas al año (54.000 al mes) por
enfermedades respiratorias relacionadas con la gripe estacional. Aparentemente
nada pasa en el mundo para las plataformas globales de comunicación cuando esto
sí sucede año tras año. Lo anterior no deja duda que se trata no tanto de una
epidemia, sino de toda una campaña comunicacional y política, y en nuestra
opinión, con el objetivo de acelerar el estallido de una crisis financiera y general
en el mundo, que ya venía en desarrollándose desde fines de 2018.
Las
grandes plataformas de comunicación nos informan segundo a segundo sobre el mal
humor, los nervios y los subes y bajas en las bolsas de valores en el mundo y
los inversionistas presionan a los medios de comunicación para impulsar el
pánico. Sin embargo, los movimientos en la bolsa nunca son lineales y si
comparamos la actual caída en la bolsa, ésta nada tiene de diferente a los
movimientos que se observaron en el año 2019.
¿No
han podido salirse con la suya? Las cuatro grandes empresas
tecnológicas globalistas (Facebook, Apple, Amazon y Microsoft) comprenden el
11% del Mercado bursátil y las acciones de las corporaciones FANG bajaron en
total por un monto de 350 mil millones de dólares en 6 días y no han logrado
que bajasen críticamente sus acciones al venderlas. Se habla de porcentajes
históricos cuando en realidad no pasan del 10%. Según el Wall Street Journal
Almanac de 1999 hubo bajas de 22% en un día el 19 de octubre de 1987. Esta
situación demanda una explicación.
Graham Summers analiza y observa que hay
5 MAGA (Make America Great Again) inversionistas que compran dichas acciones a
toda costa al saber que harán fortuna durante el Segundo período de Trump. Así
han logrado hasta ahora evitar que los cuatro globalistas (Microsoft, Apple
Amazon y Facebook) logren manipular la bolsa a su antojo. Por lo demás, Trump
hará lo imposible para que la Reserva Federal (FED) intervenga masivamente para
que la bolsa no colapse mientras esté en campaña electoral. Una nueva baja en
la tasa de interés está a la vista.
El mundo
frente a los globalistas: una batalla por otra civilización
El capital financiero
globalista (a menudo llamado “Los Mercados”) tiene un solo objetivo: provocar
el máximo de sufrimiento con la crisis económica para llegar luego con la gran
solución, crear un nuevo sistema monetario por sobre de las naciones
–supranacional- e incluso por encima de EEUU. Es más, solo entregarán la vacuna
para resolver el corona virus cuando se esté en el peor momento del pánico,
para de nuevo aparecer como salvadores de una guerra biológica de la que son
parte y no dejan de tener responsabilidad.
Nos preguntamos qué es
lo que podrían hacer los bancos centrales en el mundo si la crisis se acentúe. Sabemos
que los bancos centrales ya se encuentran con una situación de tasas de interés
al cero por cuento e incluso negativa, por lo tanto ya no tendrían mayores
márgenes en una gran crisis económica. En China (Hong Kong) ya comenzaron con
el llamado ´helicopter money´ (dinero-por-helicóptero), entregando a la
población dinero para que ésta pueda seguir haciendo sus compras ante el ´cierre
temporal´ de sus lugares de trabajo. Los bancos en China continental han sido
instruidos de prestar dinero a las pequeñas empresas y apoyarlas para prevenir
su quiebra.
Y lo que puede hacer
China con su planificación centralizada inspirará a los gobiernos de occidente a
hacerlo también. En Italia el gobierno ya planteó el recorte de los impuestos
ante la caída de los ingresos. En EEUU de seguro se planteará como una de las
primeras medidas, la condena de la deuda estudiantil. Podríamos llegar al ´momento
Draghi´ incluso: que los bancos centrales compren, a falta de otros
instrumentos, hasta las acciones de las grandes empresas con problemas de pago para
evitar un colapso completo y dar confianza a la economía. Ya hemos visto en
trabajos anteriores que la economía capitalista occidental ya no es capaz de reconectar
la inversión con la economía real o productiva, a menos que “renuncie” a la
ganancia. Lo que comienza como trabajo de ´bomberos en helicóptero´ se torna
luego política. ¿No estamos llegando con ello al inicio de una economía
planificada, que ya no se deja regular más por las leyes del mercado?
El hecho
es que el liderazgo de Beijing –Pekín- ha tenido que lidiar ya con guerras
biológicas graves: una epidemia de gripe porcina, luego una de gripe aviar y
ahora el coronavirus, que prácticamente apagó la mitad de China. Los grandes
medios divulgan que la economía está paralizada pero no entienden porque entonces
la contaminación del aire por emisiones de carbón continúa dándose.
Aparentemente hay una contradicción en la información que no divulgan. Desde el punto de vista
de la inteligencia china, el cóctel tóxico actual simplemente no puede
atribuirse a solo una serie aleatoria de coincidencias. Beijing tiene motivos
en serie para conectar esta extraordinaria cadena de eventos como parte de un
ataque coordinado de una Guerra Biológica de amplio espectro contra China. El Dr.
Francis Boyle, profesor de derecho internacional de la Universidad de Illinois
y autor, entre otros, de Biowarfare and Terrorism, es el hombre que redactó la
Ley Antiterrorista de Armas Biológicas de Estados Unidos de 1989. El mismo Dr.
Boyle afirma: “todos estos laboratorios BSL-4 de Estados Unidos, Europa, Rusia,
China e Israel están allí para investigar, desarrollar y probar agentes de
guerra biológica.
La
Universidad de Harvard es uno de los principales actores en este escándalo. En
su trabajo conjunto con ONG´s y laboratorios chinos han juntado muestras de DNA
de centenares de miles de chinos y los han llevado a EEUU para seguir experimentando
sobre ellos. De ahí salieron varios virus corona, patentados al menos uno de
ellos por Bill Gates de Microsoft. El actual corona virus afecta especialmente a
personas con las particularidades del DNA de la población china. Es difícil de
creer que el virus sea un producto propiamente chino. Este poder destructivo
está en manos de pocos y la revelación para el público de que estamos ante una
guerra biológica planificada, nos lleva a preguntarnos sobre la reacción
probable, que será de una indignación generalizada y una acción colectiva para
parar este asalto a la humanidad.
Serán las corporaciones globalistas más grandes
como Microsoft, Apple, Facebook y Amazon, con sus grandes plataformas de
comunicación global, las que entren en evaluación universal como el gran peligro
para la humanidad, donde incluso cada vez menos personas confían en la opinión
de estos medios. Podría incluso haber llegado la hora, si bien no aun de
nacionalizarlos, pero si de subordinarlos a instancias públicas que velen por
el bien de la humanidad. Estamos en otras palabras ante un punto crucial en la
historia: O los globalistas se
salen con la suya, imponen sus intereses y negocios, y, por lo tanto, toda la
humanidad sucumbe; O se abre un
nuevo camino hacia una Humanidad que tome en sus manos su destino, resultante
de un Dialogo de Civilizaciones.
Bibliografía
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