martes, 7 de marzo de 2017

ENTREVISTA EXCLUSIVA AL PRESIDENTE DE ECUADOR, RAFAEL CORREA



Resumen de algunos puntos de vista de Rafal CORREA

–En agosto pasado usted afirmó que la mayor conquista de su gobierno fue lograr el cambio en la mentalidad de los ciudadanos, que volvieron a sentir el orgullo de ser ecuatorianos. ¿Podría nombrar otros tres logros que considere sustanciales?
–Podría nombrar 300, modestia aparte, pero ratifico que el principal logro es el intangible cambio de actitud de los ecuatorianos. Cuando yo llegué al gobierno encontré un país destrozado, desmoralizado. Aquí sufrimos una grave crisis en 1999, más o menos como la crisis del corralito de Argentina, con la diferencia que allí colapsó el régimen de convertibilidad. Por el contrario, la crisis de 1999 nos llevó a la dolarización. Esto causó mucho dolor en Argentina, pero tal vez la crisis en Ecuador fue más profunda, nos costó un 30 por ciento del PBI, la migración de millones de ecuatorianos, destrucción de familias, destrucción de la sociedad. El país estaba desmoralizado e inmovilizado. Nos habían convencido que éramos unos inútiles, incapaces, corruptos, perezosos y que las grandes cosas solo podían hacerlas los demás. El complejo tercermundista. Podíamos hacer bonitas artesanías, pero las grandes carreteras solo se podían hacer en Europa o Estados Unidos. Hoy, con la transformación que ha tenido el país, también se ha transformado ese espíritu. Ha cambiado la actitud. Hoy vemos un país que tiene fe en sus propias capacidades pese a la estrategia de la prensa y de la oposición de quitarnos la alegría, la esperanza. No lo han logrado. Pero para nombrar tres logros: Estábamos en los últimos lugares en equidad, éramos de los tres países más inequitativos. Hoy somos de los tres países menos inequitativos de América Latina. Somos de los países que más han reducido pobreza: dos millones de ecuatorianos han salido de la pobreza. Y en cosas concretas, obras, teníamos una de las peores redes viales de América Latina y hoy tenemos la mejor red vial de la Patria Grande.

–El gobierno asegura que esta fue una década ganada, mientas que la oposición la define como perdida...
–Por supuesto. Para esas elites que ahora hasta tienen que pagar un sueldo básico a las trabajadoras domésticas, ahora tienen que hasta afiliar a la seguridad social a sus trabajadores, por supuesto que es la década perdida. Ya no pueden evadir impuestos, no pueden explotar, no pueden tercerizar. Pero para el 99.99 por ciento claramente es una década ganada, lo dice América entera, lo dice el mundo entero. Para que lo sepa la región y el mundo entero: la derecha se juega la vida en esta elección. Se ha comparado la elección de Ecuador con la Batalla de Stalingrado, la batalla que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial. La elección de Ecuador será la muestra de que la derecha sigue avanzando o de que ya empezó el retroceso, entonces no van a aceptar los resultados por más amplios que sean. Ya empezaron a generar nuevamente un framing, como se llama en comunicación, es decir, un encuadre de fraude.

–Alianza PAIS pasó de obtener el 57 por ciento en la primera vuelta de 2013 a no llegar al 40 por ciento la pasada elección presidencial. ¿Cree que tienen que hacer alguna autocrítica y cuál sería esa autocrítica?
–Siempre hay que hacer autocrítica. Con respecto a ese tema no estoy seguro. Depende lo que compares. En 2013 gané con el 57 por ciento, una diferencia de más de 3 millones de votos, ganamos 100 asambleístas de 137. Fue prácticamente irrepetible. Pero si comparas con el 2006, yo quedé en 22 por ciento y Álvaro Noboa ganó con el 26 por ciento en la primera vuelta. Hoy nos quedamos con 39,36 por ciento, el que nos sigue tiene 28,09 por ciento y es un millón de votos de ventaja. Si eso no es victoria por donde se lo mire, ¿qué es victoria? No solo eso, ganamos en todas las papeletas: Binomio presidencial, mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, Parlamentarios Andinos, consulta popular, muy importante, eso da vuelta al mundo, prohibir paraísos fiscales para servidores públicos.

–Los medios de comunicación desempeñan un rol fundamental en todas las sociedades y usted ha batallado con firmeza contra ciertos medios de comunicación.
–Los medios de comunicación son un poder sin contrapoder. Hay medios que no ejercen la comunicación social. Son actores políticos, sin responsabilidad política. Eso es lo más grave para una democracia. Aquí, el mayor diario nacional, El Universo, hasta hace un tiempo tenía en su encabezado: “El cuarto poder”. Entonces la democracia, como ellos se cansan de repetir, es un sistema de poderes y contrapoderes. Dicen: “Correa ha roto la democracia porque no hay contrapoder, entonces la prensa asume ese rol”. Yo les pregunto: ¿Cuál es el contrapoder de la prensa? En el caso particular de América latina, yo creo mucho en los medios locales, porque tienen una práctica más auténtica del periodismo, no son esas máquinas de hacer dinero, como los grandes medios nacionales. Cuando yo llegué al gobierno, había unos seis canales nacionales. Por lo menos cinco tenían vinculación o eran propiedad de la banca. Si querías tomar una medida contra ellos, tenías una campaña brutal de esos medios para defender los intereses de los banqueros. Entonces, los medios son actores políticos y, en América Latina, sin ninguna clase de contrapoder, ni escrúpulos, ni límites. Propiedad de media docena de familias que estaban acostumbradas a hacer lo que les daba la gana. Tuvimos que enfrentar a ese poder para limitar su alcance y tener una verdadera democracia. Querían imponernos un Estado de Opinión y no un Estado de Derecho.

–La región está viviendo cambios de gobierno, un giro a la derecha. ¿Por qué cree que se está dando esto?
–Contextualicemos un poquito. Golpe de Estado contra Zelaya en Honduras en 2009; 2008 intento de división de Bolivia; Lugo; Dilma. ¿Algún gobierno de derecha acaso? Todos gobiernos de izquierda. Esa es la hipocresía de la derecha latinoamericana que habla de democracia mientras gana. Cuando pierden, pues, al diablo la democracia y golpes de Estado, parlamentarios, judicial, lo que sea. En Honduras fue un descarado golpe militar para seguir gobernando ellos.
Scioli perdió por 2 por ciento; Evo creo que perdió por 2 por ciento y si mañana se presenta como candidato a presidente, barre. A Lula lo están atacando con todo porque tienen temor de que se presente como candidato porque saben que barre entonces tuvieron que recurrir a un golpe mediático, parlamentario y judicial para poder sacar del poder al Partido de los Trabajadores y la derecha brasileña, que es brutal, recuperar ese poder. En Venezuela, después de 16 años de gobierno sacaron el 40 por ciento. Sabes lo que es un gobierno después de tantos años en el poder logre el 40 por ciento de apoyo popular luchando contra todos juntos. Es verdad que ha habido retrocesos, pero desde qué punto. Si analizamos del año 98 cuando Chávez fue el primero en ganar elecciones en Venezuela, solo hay avances porque toda América Latina era de derecha, era la larga y triste noche neoliberal. Si comparamos con el 2009 que Paraguay por primera vez en su historia tenía un gobierno de izquierda, por supuesto que ha habido retroceso. Pero es porque estamos en un punto único en la historia.
La tendencia progresista es sumamente importante como lo demuestra Uruguay, país del que nunca se habla. Es el país más desarrollado de América Latina y ya tiene 12 años de un gobierno de izquierda. Como lo demuestra Evo Morales, Ecuador, Venezuela que ha resistido tantos embates, Nicaragua donde Daniel Ortega venció de manera abrumadora, El Salvador también con un gobierno de izquierda.

La tendencia progresista se encuentra muy vigente. Depende con qué lo compares, si con el momento en el que toda Sudamérica excepto dos países eran de izquierda o con la larga y triste noche neoliberal cuando no teníamos ningún gobierno de izquierda en toda la patria grande.

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