Hace unos días se realizó un reconocimiento al papel que han jugado los
afrodescendientes en las Fuerzas Armadas uruguayas a lo largo de la historia.
¿Usted considera que los afrodescendientes no habían sido reconocidos como
debían hasta este momento?
El 29 de octubre nosotros
homenajeamos -lo teníamos previsto hace mucho tiempo- a la figura de Ansina. Primero que nada, ese día se
cumplían dos siglos exactos de un oficio en el cual el general Artigas menciona
a Ansina y habla de una misión que él cumplió, más allá de esa imagen de
sirviente que nosotros hemos heredado y que hemos visto siempre. O sea, en
realidad cumplía una misión operativa para Artigas
y así lo hace ver en un oficio. Podemos decir que el 29 de octubre de 1818
Ansina entró en la historia. Por lo tanto entendimos, en una continuidad de lo
que venimos haciendo en estos años -recordemos que hace tres años hicimos un
homenaje a Andresito, el principal caudillo guaraní al servicio de Artigas, que
incluso fue ascendido al grado de general-, que Ansina merecía ser reconocido y
así lo fue. Logramos que el Poder Ejecutivo firmara un decreto designándolo
“comandante de las milicias de libertos artiguistas”. Esta era una vieja
aspiración de los afrodescendientes de nuestro país: reconocerle a Ansina ese
título, y aprovechamos la oportunidad para hacer un reconocimiento general a
todos los morenos -y hablo de morenos porque ese era el término que Artigas empleaba-
que prestaron servicio en el Ejército en estos más de dos siglos de historia y,
por extensión, a todos los morenos que contribuyeron a hacer a la patria. Es
decir, aquellos que estuvieran o no en el Ejército contribuyeron con su
esfuerzo, con su sacrificio y con su sangre a la libertad de nuestra tierra.
Porque aparte de esto, en todas las épocas, con su aporte cultural,
contribuyeron a la identidad nacional. Entendimos que era un homenaje
largamente postergado, necesario y así lo hicimos. Por suerte tuvimos el eco de
las autoridades nacionales y de mucha gente que nos acompaña.
¿Cuál es la participación actual de los afrodescendientes en las
Fuerzas Armadas? Entiendo que hay muchos en las fuerzas, pero no sé si alcanzan
altos rangos, si han llegado a posiciones de mando, no recuerdo a ningún
general, por ejemplo.
Son minoritarios, como lo son en toda la sociedad. Hay alrededor de
1.000 morenos, pero si vamos a aquellos que también tienen parte morena,
podemos llegar a cerca de 2.000 integrantes y eso es más de 10% del total del
Ejército. Hay oficiales y personal subalterno que son morenos. Hay varios
que son teniente coronel o capitanes en distintas jerarquías. Es cierto sí que
no ha habido un general en los últimos tiempos, pero también debido a la poca
cantidad que existen en nuestra sociedad, pero no hay ningún obstáculo, ningún
tipo de discriminación, ninguna limitación, simplemente esta liberado a las
capacidades personales de cada uno. No va a ser de extrañar que en un futuro,
alguno de los que hoy ya son jefes puedan llegar a ser generales.
¿Y las mujeres? ¿Ha aumentado la presencia femenina en las fuerzas en
los últimos años?
Mujeres en el ejército ya hace
casi medio siglo que hay. Antes estaban en cargos de subalternos, de personal
subalterno, administrativas, más allá de lo que hay fuera del Ejército, que
también son militares, como las enfermeras o nurses, personal de sanidad, por
ejemplo. Pero a partir de los años 90 ingresan en el Ejército, en la Escuela
Militar, para ser oficiales. Hoy tenemos
mujeres que ascienden -ahora, en este año- a teniente coronel y va a haber,
seguramente, en un futuro alguna general mujer. En el Ejército las mujeres
son más o menos 14%, es decir, que cada siete efectivos, hay seis hombres y una
mujer. No hay limitaciones, más allá de las posibilidades físicas que a veces
se les exigen porque las tareas militares son determinadas y hay que estar en
condiciones de cumplirlas, pero no hay limitación por ser mujer y están
perfectamente integradas al Ejército Nacional.
Desde el gobierno, sobre todo en los últimos años, se han impulsado
políticas de inclusión, a veces a minorías y a veces no, porque las mujeres no
son minoría. Pero se han venido reconociendo derechos, a veces reconociendo la
existencia durante mucho tiempo de discriminación efectiva, independientemente
de la ley. Por ejemplo a los homosexuales. Hace no tantos años en el Ejército
se le aplicaba tribunal y destitución. Hoy la situación de los homosexuales en
el Ejército ¿cómo es? Porque ya ese tipo de cosas no se pueden hacer.
Nosotros, como institución del
Estado, nos ajustamos estrictamente a las leyes nacionales. Hoy es legal y aceptado que haya
homosexuales. En el Ejército hay homosexuales, incluso hay casos de parejas casadas, es decir que hoy no
es causal de baja el hecho de ser homosexual. Nosotros nos ajustamos a la
normativa que rige en todo el Estado, por supuesto. Son pocos casos, pero
existen y no es causal de baja como era en otras épocas en que, aparte, había
otra legislación para el Estado.
Volviendo a las mujeres, una
cosa que es bueno agregar es que en
nuestro Ejército, cosa que no es igual en todos lados, las mujeres tienen
acceso a todas las armas. No están solamente en funciones de apoyo, como
están en otros países. Acá pueden ser capitán o mayor o teniente coronel.
Tenemos hoy de las armas de caballería, de infantería, armas que son básicas,
que son las más típicamente militares, las que están en la primera línea del
enfrentamiento. Típicamente militares son todas, pero a las funciones más
sensibles del combate, por decirlo de alguna forma, que es para lo que se
prepara el militar, tienen el acceso las mujeres y hoy están en las jerarquías
que dimos como ejemplo.
En estos momentos se están comenzando a debatir en el Parlamento
ciertos cambios en las doctrinas militares. Por ejemplo, se está pensando
abandonar oficialmente la doctrina de seguridad nacional. Me interesaba abordar
su pensamiento sobre estos temas. Me preguntaba cuál es la doctrina que el
Ejército maneja con sus subalternos, con los soldados. Y entonces entré en
contacto con un material bibliográfico que usted utiliza en la formación
militar que me pareció sumamente interesante. Me refiero al libro del autor
argentino Marcelo Gullo, La insubordinación fundante, que según entiendo tiene
mucha importancia en la prédica actual de la comandancia. Y leyendo el libro,
encuentro que Gullo plantea la existencia en el mundo de Estados subordinantes,
o sea, las potencias centrales de carácter imperialista y Estados subordinados,
es decir, todos los Estados de la periferia. De acuerdo al texto, la estrategia
para salir de esa condición periférica de los Estados subordinados de América
del Sur, entre los cuales está incluido el nuestro, es la integración
sudamericana. ¿Para el Ejército la integración sudamericana es un objetivo, es
la utopía a cumplir?
El Ejército Nacional se rige
por las misiones y por las disposiciones legales que le marcan sus objetivos.
En la Constitución se establece como misión principal del Ejército la defensa
de la soberanía, la integridad territorial de la República, los recursos
naturales. Y aparte tiene una serie de misiones subsidiarias que cumple a la
vez en concurrencia con las misiones principales. El Ejército Nacional no puede, por definición constitucional, meterse
en la política, pero como institución nacional también es esencialmente
política en cuanto a la definición de política, la cosa pública. El
Ejército Nacional tiene que estar en condiciones de cumplir sus misiones
constitucionales y para ello tiene que saber bien cuáles son las amenazas,
cuáles son los riesgos y cuál es el mejor camino para el país. Permanentemente
el Ejército está haciendo un estudio, un análisis, un monitoreo de las
situaciones. Porque se nos puede permitir cualquier cosa, podemos triunfar o
ser derrotados en el cumplimiento de nuestra misión; lo que no se nos puede
permitir nunca es ser sorprendidos por no haber seguido la evolución de los
acontecimientos. Eso que usted dice es así, y nosotros en estos años hemos
desarrollado una cátedra dentro de la materia Estrategia, en el Instituto Militar Superior, en la cual hemos
utilizado como base ese texto, La insubordinación fundante, de Marcelo Gullo,
porque entendemos que es esencial para el país ver cuáles son los caminos de
salida en el contexto internacional en el cual estamos inmersos. Independientemente
del autor, el texto claramente habla de cuál es la única forma de dejar de ser
objetos de la historia y poder algún día ser sujetos de la historia. Es decir,
poder decidir sobre nuestra historia, sobre nuestro destino y él habla de la
necesidad de llegar a un umbral de poder en el cual podamos hablar de igual a
igual a las distintas potencias que existen hoy en el planeta. Y pone ejemplos
históricos que son irrebatibles: desde la propia Inglaterra del siglo XVI, las
colonias norteamericanas en el siglo XVIII, Alemania en el siglo XIX, Japón,
China. Pone ejemplos de cómo cada país logró salir adelante, alcanzar ese
umbral de poder que le hizo llegar a estar en la mesa de los que deciden los
destinos del planeta. Entonces marca, como única forma de lograr eso, lograr
una integración similar. Por supuesto
que él -Gullo sigue mucho a Methol
Ferré, de quien yo también he tenido la suerte de ser alumno y sigo también su
línea de pensamiento- habla de los Estados continentales y habla de que o nos integramos
en un Estado Continental que pueda realmente hablar de igual a igual a los
otros Estados continentales, como Estados Unidos, la Unión Europea, China,
India, Rusia, o directamente el destino de América del Sur va a seguir siendo
siempre ser objeto de la historia y de las decisiones que adopten los grandes
en el mundo.
En ese sentido, Gullo alaba la
construcción de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que ahora está
experimentando un cierto retroceso: hay varios países que se han retirado y
digamos que van en el sentido contrario. Y además menciona la necesidad de un
impulso estatal industrialista, yo diría que francamente antineoliberal.
Por supuesto que sí. Más allá
de lo que la realidad marque, porque hay obstáculos de todo tipo, a veces hay
obstáculos impulsados por los verdaderos centros de poder, que no tienen ningún
interés en que haya un nuevo actor en el concierto de las decisiones
internacionales. Más allá de la realidad, no cabe duda de que la teoría, esa
teoría que especifica el autor en ese libro, es la única posible para romper
este cerco de dependencia que tenemos desde que somos independientes.
El libro plantea, además,
algunos riesgos, algunos objetivos, dentro de nuestra región que pueden tener
las potencias imperiales o las potencias subordinantes: menciona el Acuífero
Guaraní, menciona el caso de la Amazonia, menciona el caso del Pre-sal, la
reserva petrolera de Brasil. En ese marco sitúa la reactivación de la IV Flota
de Estados Unidos. Realmente me pareció interesante, un libro francamente
antiimperialista. ¿Usted cree que, entre las eventuales hipótesis de amenazas
que podría sufrir nuestro país, el Acuífero Guaraní podría ser objeto de
interés de potencias subordinantes?