Hernán
Reyes Alcaide, 31 de diciembre de 2018
Su
inagotabale carisma y capacidad de sorpresa sin fin fueron las únicas bocanadas
de aire fresco para una Iglesia en picada en el mundo. Un análisis a través
de sus cuatro principios fundamentales
A). EL TODO ES SUPERIOR A
LAS PARTES.
Con
todo tipo de gestos, Francisco hizo bandera con la lucha a los curas abusadores y busca una Iglesia unida en la batalla
contra la pedofilia, aunque haya que condenar obispos y cardenales.
Fue
el propio Francisco quien lo expresó en su discurso de clausura al Sínodo
dedicado a la familia, el 28 de octubre de 2014: "La tarea del Papa es garantizar
la unidad de la Iglesia; es recordar a los pastores que su primer deber es
alimentar al rebaño -nutrir al rebaño- que el Señor les encomendó y tratar de
ir a buscar-con paternidad y misericordia y sin falsos miedos- a las ovejas
perdidas".
Y
ha actuado en consecuencia, poniéndose al frente de la más fuerte crisis que ha
tenido la Iglesia en los últimos años: la explosión
de denuncias por abusos contra sacerdotes, Urbi et Orbi. Y, después de todo
tipo de gestos, juega en febrero una de sus últimas posibilidades de renovar la
mentalidad y lograr una Iglesia unida para un verdadero nunca más a la
pedofilia.
Francisco
se puso el equipo al hombro desde el primer mes del año. Empezó
autohumillándose frente a los periodistas en la rueda de prensa de regreso del viaje a Chile y Perú a fines de enero. Como
frente a un pelotón de fusilamiento mediático, aceptó una a una las
inquisitorias preguntas. Incluso contestó las hostiles e inéditas repreguntas,
mientras su vocero Greg Burke se quedaba paralizado y permitía el quiebre de
códigos de parte de los colegas. Pero ese fue el primer escalón.
Mientras
más firmeza mostraba Francisco, más fuerte los ataques desde la maquinaria
mediático-empresarial que ha encontrado en las razonables denuncias de las
víctimas una grieta sobre la que presionar al pontífice. Así, le fueron
corriendo la vara, y él siempre estuvo a la altura. Tras la auto-humillación en
vuelo, recibió a tres víctimas chilenas
de abusos en su casa. Le pidieron más, y convocó a todo el clero del país
sudamericano para hacerlos presentar la renuncia. Se conoció la responsabilidad de Theodore McCarrick
en casos de abusos, y lo despojó del birrete cardenalicio. Siguieron los casos
de abusos, y les pidió a los sacerdotes culpables que se entreguen a la
Justicia terrestre y se preparen para la divina.
Resta
ver ahora si alcanzará la reunión
extraordinaria a la que convocó a los presidentes de las conferencias
episcopales de todo el mundo. Una jugada maestra, la enésima del año, que
mostró que la capacidad de respuesta del pontífice sigue estando años luz por
delante de la de sus críticos más feroces. Pero también, y es un problema,
dista años luz de la de la mayoría de sus colaboradores. Bergoglio espera dar
la vuelta de página definitiva en el caso de los abusos con la reunión de
febrero, y en esa dirección se está moviendo todo el Vaticano hace semanas.
Aún
a costa de marginar a los hermanos que ya están perdidos, el camino es hacer
del "Nunca más" un lema en la Iglesia para el futuro. "Cualquier que haya cometido abusos"
será perseguido, dijo en su último discurso a la curia. La lucha contra la
pedofilia llegó para quedarse. Caiga quien caiga. Porque el todo es superior a las partes.
B). LA REALIDAD ES MÁS
IMPORTANTE QUE LA IDEA.
El
pontífice empujó personalmente la firma de un acuerdo con China que puede cambiar para siempre el rostro del
catolicismo a nivel global. Un acuerdo perfectible y con concesiones, pero real
y por eso mejor que cualquier otro.
Tras
más de 50 años de encuentros y desencuentros, el Vaticano y China firmaron el 22 de septiembre un "acuerdo
provisorio" para la designación de obispos, un primer paso
importantísimo para una "más amplia colaboración bilateral" y que los
dos Estados incluso consideran que pueda aportar "a la paz mundial",
con el sello personalísimo de un Bergoglio que hace años ve que en el gigante
asiático se juega parte del futuro de la Iglesia.
El
convenio, que llegó tras un "largo camino de tratativas", considera a
la nominación de obispos "una cuestión de gran importancia para la vida de
la Iglesia", y "crea las condiciones para una colaboración bilateral
más amplia", según el comunicado con el que se anunció.
Otro
eventazo del 2018 que tiene el sello bergogliano. Y que sigue la línea iniciada
con su sobrevuelo del espacio aéreo chino en 2014. Y de la larguísimia
entrevista que le concedió al sinófilo
Francesco Sisci en 2016. Y que recorre la extensa mirada de Bergoglio hacia
ese país, como cuando desde la arquidiócesis de Buenos Aires convocó el 24 de mayo de 2008 a una jornada de oración por
la Iglesia en China, "como expresión de fraternidad solidaria".
El
contenido del acuerdo, fruto de
"un acercamiento gradual y recíproco" no fue dado a conocer, aunque
tiene como ejes centrales el reconocimiento
de parte de Roma de siete obispos designados unilateralmente por Beijing en
los primeros años de este siglo. Por otro lado, se establece un mecanismo de
consultas compartidas para los nuevos obispos. El papa mantendrá, de todos
modos, el poder de veto. El acuerdo prevé además "evaluaciones
periódicas" sobre su actuación.
Durante
décadas, los obispos designados por la Asociación
Patriótica creada por Beijing en los años 50 como una suerte de brazo religioso
del Partido Comunista no contaron con el aval de Roma y son considerados
"ilegítimos".
Como
se prevía, se trató de un acuerdo de naturaleza puramente pastoral, sin tocar
temas de relacionamiento entre los dos Estados. El objetivo, repetido desde
épocas de Benedicto XVI es que los católicos del país asiático puedan sentirse
"plenamente católicos y plenamente chinos". Según estimaciones
extraoficiales, hay entre 10 y 12
millones de católicos en China, menos del 1% de la población total. De
todos modos, la voz oficial del Global Times estimó en "apenas" 6.5
millones los católicos en la previa de la firma del acuerdo.
Claro
que fue criticado, porque claro que tiene cosas para mejorar. Pero es un primer
paso. Y son los primeros pasos los que han puesto a andar al hombre desde que
está en la Tierra. Resta resolver ahora, por ejemplo, el nudo de cuántos
obispos hace falta nombrar, considerando que para Beijing hay 96 diócesis en el país, mientras que de acuerdo a los
números de Roma son 144, incluyendo arquidiócesis y vicariatos.
Lo
cierto es que más allá de las críticas que hace meses vienen lanzando los
críticos al acuerdo en base a una entrega de facultades supuestamente inéditas
en la historia de la Santa Sede, este primer paso entre China y el Vaticano es
mucho menos concesivo que otros convenios anteriores. Y tiene la virtud de ser un acuerdo concreto sobre el que los dos
Estados podrán ir caminando juntos para acercarlo cada vez más al ideal.
Pero siempre con el norte de que la realidad es superior a la idea.
C).LA UNIDAD ES SUPERIOR
AL CONFLICTO.
El
año que pasó estuvo marcado por varias decisiones de Francisco para darle mayor
cohesión al equipo con el que gobierna la Iglesia, renovando nombres y
manteniendo el interés en el bien común.
Después
de cinco años y medio de pontificado, Francisco demostró en diciembre de 2018
que sigue teniendo el control de los tiempos, de la comunicación y de las
decisiones importantes de la curia romana. Con apenas diez días de diferencia,
y con su cumpleaños 82 en el medio, el papa argentino avanzó con dos cambios
que, no por esperados, dejan de mostrar contundencia.
Por
un lado, su consejo de nueve asesores
cardenales, conocido como C9, pasará a ser ahora C6, tras la decisión de Jorge
Bergoglio de apartar a tres purpurados, dos de ellos con graves acusaciones
por haber cubierto casos de abusos en sus países.
Por
otro lado, Bergoglio completó el organigrama del súperministerio de Comunicación que había creado en 2015, y nombró
a uno de los periodistas de su mayor confianza como el coordinador de la línea
editorial de toda la Santa Sede.
La
primera gran novedad llegó el 12 de diciembre, cuando se confirmó que Francisco
decidió alejar de su consejo de nueve cardenales asesores conocido como C9 a
los purpurados de Chile Ricardo Errázuriz, de Australia George Pell y de Congo
Laurent Monsengwo Pasinya, por lo que ahora el grupo permanecerá como C6.
Errázuriz, de 85 años, y
Pell, de 77 años, enfrentan cargos en sus países por cargos de abusos y
encubrimientos. Los
tres ahora ex miembros del consejo asesor no participaron de la vigesimoséptima
reunión del C9 que se desarrolló en Roma en diciembre, y en la que los asesores
pontificios avanzaron en la redacción de la nueva constitución apostólica,
"Praedicate Evangelium" (Prediquen el Evangelio).
Los
cardenales, durante esta sesión de trabajo, le entregaron al pontífice un nuevo
borrador del texto de la carta magna para su estudio. Ya hay una decena de
canonistas trabajando en el texto bajo la supervisión del secretario adjunto
del ahora C6, Marco Mellino, convocado este año a modo de experto en derecho
canónico para "traducir" a ese lenguaje los cinco años de trabajos
del grupo.
El
segundo gran cambio lo introdujo pocos días después, con las designaciones de los
laicos italianos Andrea Tornielli y
Andrea Monda en puestos clave de la comunicación vaticana. Así, se suman a
otro italiano y laico que dirige la comunicación como Prefecto del Dicasterio: Paolo Ruffini. Un "big
three", como el que la poderosa NBA le reclama a cualquier equipo que
tenga aspiraciones de campeonato.
Tornielli (Chioggia, 1964) será director editorial del Dicasterio
para la Comunicación. Una suerte de responsable de contenidos y de línea
política de cada una de las ventanillas por las que hoy sale
(desorganizadamente por lo general) la información de la Santa Sede: Vatican
Media, L'Osservatore Romano, Librería Editrice Vaticana, Vatican News y las
cuentas en Instagram y twitter. Además de una Sala Stampa que ha hecho de 2018
el año cumbre de su política de fuerte con los débiles, y débil con los
fuertes.
Con Monda, cercano al
jesuita Antonio Spadaro,
el pontífice termina de blindar un terceto que llevará las riendas, diarias y
estatégicas, de una renovada estructura de comunicación que muchas veces
terminó subejecutando al que quizás es el mejor comunicador del mundo.
De
frente a unos meses que aparecen con varios frentes abiertos, a nivel interno e
internacional, Bergoglio tomó nuevamente las riendas del gobierno de la Iglesia
y concentró un equipo que deberá mantenerse cohesionado para sacar adelante las
duras pruebas para la Iglesia. Porque la unidad es superior al conflicto.
D) EL TIEMPO ES SUPERIOR
AL ESPACIO.
Francisco
empieza a ver los frutos de algunos de los procesos que puso en marcha, incluso
desde su época de arzobispo porteño, lo que genera expectativas favorables para
el desenlace de algunas de sus tareas al frente de la Iglesia universal.
Poner
en marcha procesos es más importante que
la desesperación por ocupar espacios, podría ser el antetítulo del cuarto
axioma bergogliano. Y la definición encaja como un traje italiano a medida ya
sea sobre la esfera política que sobre la eclesiástica.
Y
el tiempo le va dando la razón a Jorge Bergoglio, como aquella histórica
bandera que los hinchas argentinos le pusieron al (entonces y aún)
incomprendido "Loco" Bielsa tras la eliminación en la primera ronda
del Mundial de Corea-Japón 2002.
Cuando
allá por marzo de 1998, su primer acto
administrativo como obispos de Buenos Aires fue crear una vicaría de Educación
en el Arzobispado, Jorge Mario Bergoglio no podía imaginar que 20 años
después su visión educativa estaría uniendo a más de 450.000 escuelas de todo
el mundo. O que en 2018 habrían llevado su programa "Ciudadanías" a España, Colombia, Perú, Haití y Mozambique. O
que hayan sido el puente para el primer diálogo entre el papa y el nuevo
presidente de México, Andrés Manuel
López Obrador, luego de que en la secretaría de Estado vaticana hubieran
dejado dos veces sin respuesta los llamados del líder azteca.
Pero
exactamente eso ha sucedido con la fundación
pontificia Scholas Occurrentes, un proyecto cuya genealogía arranca en las
experiencias de Escuelas Hermanas y Escuela de Vecinos que él impulsó desde esa
Vicaría. Y que hoy, tras una larga y compleja maduración, después de haber
atravesado mil y una dificultad, lleva esos mismos ideales a los cinco
continentes.
Lo
mismo puede decirse de ese Instituto de Diálogo
de Interreligioso que creó en Buenos Aires en 2001 y que hace que para el
papa argentino hoy sea moneda corriente haber anunciado que en 2019, por ahora,
irá a más países musulmanes (Marruecos y Emiratos) que católicos (Panamá). Otro
proceso puesto lentamente en marcha que empieza a mostrar los cambios, y que es
responsable en parte de que la convivencia entre religiones siga siendo uno de
los grandes activos de la Iglesia de su país natal, una carta de presentación
que no todo el globo tiene.
Pero
también muchos otros procesos puestos en marcha como papa han empezado a
caminar. Ya no hay en 2018 líder mundial que no hable de ambiente sin citar la base de su Laudato si'; el reciente Pacto de Migraciones firmado en Marrakesh tiene
el ADN del primer y definitorio viaje de Bergoglio como papa fuera de Roma, a
Lamepdusa en 2013; sus semillas de paz para la península coreana han iniciado los primeros brotes; la
"Iglesia en salida" reclamada en Evangelii gaudium ha empezado a
poner finalmente los pies en las calles del mundo junto a los más necesitados,
sean compatriotas o inmigrantes.
Todos pequeños pasos, de
los que quizás Francisco no llegue a ver el recorrido completo, pero que en
2018 comenzaron a convertirse en procesos. Y seguirá en esa línea, porque el
tiempo es superior al espacio.
Extraído de PERIODISTADIGITAL