UNO
Eliminar,
o reducir a un mínimo muy bajo y uniforme, los aranceles a la importación, adscribiendo además a las disposiciones
de la Organización Mundial del Comercio que implican la eliminación de toda
restricción para importar, como las Licencias Automáticas y No Automáticas.
DOS
Firmar
tratados de libre comercio con todas
las regiones o países que deseen acceder a nuestros mercados, en la medida que
nosotros podamos acceder en términos similares a los suyos.
TRES
Terminar
con la práctica de gravar con derechos
de exportación nuestras exportaciones de commodities, reemplazando la
imposición a esos sectores con impuestos internos que graven la renta y no la
producción agropecuaria, minera o hidrocarburífera.
CUATRO
Bajar el gasto público del
40% del PBI de hoy a poco más de la mitad, 25% del PBI, que es el nivel promedio que Argentina
tuvo durante los poco más de cuarenta años que van desde 1961 a 2002, antes del
aluvión de gasto maníaco del kirchnerismo, continuado luego por el gobierno de
Cambiemos. Para ello habría que despedir
gradualmente a millones de empleados ñoquis, terminar con las jubilaciones y
pensiones no sustentadas en aportes previos y eliminar el asistencialismo
financiado con transferencias de dinero o tarifas políticas o sociales.
CINCO
La
política distributiva debe focalizarse
en atender a los sectores más desprotegidos, proveyendo la asistencia en
especie que da una escuela básica gratuita, un comedor escolar gratuito, un
hospital público gratuito, un entrenamiento laboral gratuito. Hay que cambiar
dramáticamente de un asistencialismo en dinero, y por lo tanto incondicionado,
que destruye la cultura del trabajo y genera clientes del populismo, a una
asistencia que le permita a los marginados salir por sí mismos de la pobreza.
Hay que enseñar a pescar y no regalar pescado. No será posible ser competitivos
y revertir la decadencia que trae la existencia de un 50% de la población que
vive (sin trabajar en algo útil) del otro 50%.
SEIS
Transformar los planes
sociales en desembolsos en especie
(comedores comunitarios, planes de salud y educación, etc.) para los que no
quieran trabajar y en efectivo para que los que sí estén dispuestos a trabajar.
En cualquier caso a medida que se genere empleo genuino se irán eliminando y
entregando a cambio a sus ex beneficiarios una tarjeta que diga “Exento de
Aportes Personales y Contribuciones Patronales por diez años”. Es preferible
subsidiar transitoriamente empleos productivos a mantener gente aparentemente
empleada en actividades que no agregan valor. El aumento de la oferta laboral
para actividades genuinas es esencial para que la mayor inversión no enfrente
cuellos de botella.
SIETE
La
baja del gasto público es el único
camino posible para una baja de la presión tributaria, que debe empezar por
la eliminación de los impuestos distorsivos como el impuesto al cheque e
Ingresos Brutos y continuar con una baja sustantiva de la tasa de los impuestos
de alta evasión como el IVA y las cargas sociales sobre el trabajo, cuyo
elevado nivel es un incentivo formidable para la evasión y la ampliación de la
actividad informal.
OCHO
La baja del gasto público
es también necesaria para mantener las cuentas fiscales equilibradas. La ausencia de déficit fiscales y en
particular aquellos financiados con endeudamiento externo, es un imperativo en
una economía abierta que necesita de un tipo de cambio competitivo para
prosperar y crecer sostenidamente. Un endeudamiento público bajo o inexistente
es además lo que permitiría un financiamiento barato para la expansión de las
actividades privadas productivas.
NUEVE
Un
componente importante de la baja del gasto público deberá ser la reducción de los gastos del aparato
político, cobijado en bancas y empleados excesivos en el Congreso, en las
Legislaturas Provinciales, en los Consejos Municipales y en numerosas
empresas y organismos estatales.
DIEZ
Una parte sustantiva de la
baja del gasto debe producirse en las Provincias y Municipios. Su reducción permitirá la eliminación
de la coparticipación federal de impuestos, que es un sistema perverso de
transferencias no condicionadas, que promueve el comportamiento económicamente
irresponsable y políticamente feudal en las jurisdicciones locales. Si hay
provincias que no pueden financiarse, hay que terminar con el artificio,
regionalizando grupos de provincias para obtener jurisdicciones que sean
autofinanciables.
ONCE
Todos los regímenes de
promoción industrial y regional deben ser eliminados, tanto el régimen de Tierra del Fuego
como cualquier otro régimen promocional en las Provincias. El desarrollo
provincial debe ser genuino y para ello bastará con la liberación de impuestos
a las exportaciones de commodities, mantener un tipo de cambio competitivo y
liberar mano de obra para las actividades agroindustriales a través del
achicamiento de los empleos provinciales y municipales.
DOCE
El sindicalismo debe
perder su poder concentrado de extorsión política a través de huelgas generales. Para ello deberá eliminarse el “unicato” sindical, la afiliación obligatoria y la
falta de democracia en la elección de los representantes de los trabajadores,
prohibiendo las reelecciones continuas. El sindicalismo debe perder su rol
de intermediador en la provisión de la salud a través de las Obras Sociales, rol que los sindicatos
no cumplen en ningún país digno de ser considerado como modelo. Las
negociaciones salariales deben ser por empresas, eliminando la negociación
colectiva, que no contempla la situación diferencial de distintas empresas
dentro de cada rama.
TRECE
Reformar a fondo el
sistema educativo es un
imperativo si pretendemos que nuestra gente compita con éxito en la economía
mundial. Esto requiere eliminar el control que los sindicatos y las burocracias
provinciales tienen sobre el sistema. El Estatuto del Docente debe ser
eliminado y como contrapartida los docentes deben formarse y competir para progresar.
Los maestros deben ser promovidos y
remunerados según sus méritos. Los padres deben tomar un rol fundamental,
fundado en la elección del colegio para sus hijos.
Para
ello el Estado debe subsidiar la educación básica, independientemente de dónde
decida la familia enviar a su chico, sea una escuela pública o privada. Para que los padres tomen las mejores
decisiones, deben existir exámenes estandarizados a nivel nacional de cobertura
universal, que permitan comparar los rendimientos escolares de todas las
escuelas.
La
inserción y competitividad internacional de nuestro sistema educativo debe ser
alentada a través de la participación en los exámenes PISA o similares; y que
haya un sistema público de becas a los mejores graduados universitarios con
intención de dedicarse a la docencia para que se capaciten en las mejores
universidades del mundo.