domingo, 16 de abril de 2017

CRISTO ¿VUELVE O NO?

 Extracto del libro Cristo ¿vuelve o no vuelve? del P. Leonardo Castellani

Jesucristo vuelve, y su vuelta es un dogma de nuestra fe.
 Es un dogma de los más importantes, colocado entre los catorce artículos de fe que recitamos cada día en el Símbolo de los Apóstoles y cantamos en la Misa Solemne. "Et iterum venturus est cum gloria judicare vivos et mortuos".
 Es un dogma bastante olvidado. Es un espléndido dogma poco meditado.
 Su traducción es ésta: el mundo no continuará desenvolviéndose indefinidamente, ni acabará por azar, dando un encontronazo con alguna estrella mostrenca, ni terminará por evolución natural de sus fuerzas elementales -o entropía cósmica, como dicen los físicos-, sino por una intervención directa de su Creador.
 No morirá de muerte natural, sino de muerte violenta; o por mejor decir -ya que Tú eres Dios de la vida y no de la muerte-, de muerte milagrosa.
El Universo no es un proceso natural, como piensan los evolucionistas o naturalistas, sino que es un poema gigantesco, un poema dramático del cual Dios se ha reservado la iniciación, el nudo y el desenlace; que se llaman teológicamente Creación, Redención, Parusía.
 Los personajes son los albedríos humanos. Las fuerzas naturales son los maquinistas. Pero el primer actor y el director de orquesta es Dios.
 "Varones galileos, ¿qué estáis allí mirando al cielo? Este Jesús que habéis visto subir al cielo, parejamente un día volverá a bajar del cielo", dijeron los dos ángeles de la Ascensión.  
 Ése será el desenlace del drama de la humanidad: "Videbunt in quem transfixerunt" ("Mirarán al que enclavaron").
 El dogma de la Segunda Venida de Cristo, o Parusía, es tan importante como el de su Primera Venida, o Encarnación.
 Si no se lo entiende, no se entiende nada de la Escritura ni de la historia de la Iglesia. El término de un proceso da sentido a todo el proceso. Este término está no sólo claramente revelado, más también minuciosamente profetizado. Jesucristo vuelve pronto.

Ven, Señor Jesús.
Oh Señor Jesucristo, ¿por qué tardas?
¿qué esperas para mostrar tus divinas banderas,
y arrojar tu mensaje de luz sobre las fieras?


CRISTO NO VUELVE MÁS
 La enfermedad mental específica del mundo moderno es pensar que Cristo no vuelve más; o al menos, no pensar que vuelve.
En consecuencia, el mundo moderno no entiende lo que pasa. Dice que el cristianismo ha fracasado. Inventa sistemas, a la vez fantásticos y atroces, para salvar a la humanidad. Está a punto de dar a luz una nueva religión. Quiere construir otra torre de Babel que llegue al cielo. Quiere reconquistar el jardín del Edén con sola las fuerzas humanas (1).
 Está lleno de profetas que dicen: “Yo soy. Aquí estoy. Este es el programa para salvar al mundo. La Carta de la Paz, el Pacto del Progreso y la Liga de la Felicidad. ¡La Una, la Onu, la Onam, la Unesco! ¡Mírenme a mí! Yo soy.”
 La herejía de hoy, descrita por Hilaire Belloc en su libro Las grandes Herejías , pareciera explícitamente no negar ningún dogma cristiano, sino falsificarlos todos.

Pero, mirándolo bien, niega explícitamente la Segunda Venida de Cristo; y con ella, niega su Reyecía, su Mesianidad y su Divinidad. Es decir, niega el proceso divino de la historia. Y al negar la Divinidad de Cristo, niega a Dios. Es ateísmo radical revestido de las formas de la religiosidad.
 Con retener todo el aparato externo la fraseología cristiana, falsifica el cristianismo transformándolo en una adoración del hombre; o sea sentando al hombre en el templo de Dios, como si fuese Dios. Exalta al hombre como si sus fuerzas fuesen infinitas. Promete al hombre el reino de Dios y el paraíso en la tierra por sus propias fuerzas.
 La adoración de la Ciencia, la esperanza en el Progreso y la desaforada Religión de la Democracia, no son sino idolatría del hombre; o sea, el fondo satánico de todas las herejías, ahora en estado puro.
 De los despojos muertos del cristianismo protestante, galvanizados por un espíritu que no es el de Cristo, una nueva religión se está formando ante nuestros ojos.
 Esto se llamó sucesivamente filosofismo, naturalismo, laicismo, protestantismo liberal, catolicismo liberal, modernismo… Todas esas corrientes confluyen ahora y conspiran a fundirse en una nueva fe universal; que en Renán, Marx, Rousseau tiene ya sus precursores (2).
 Esta religión no tiene todavía nombre, y cuando lo tenga, ese nombre no será el suyo. Todos los cristianos que no creen en la Segunda Venida de Cristo se plegarán a ella. Y ella les hará creer en la venida del Otro. “Porque yo vine en nombre de mi Padre y no me recibisteis; pero otro vendrá en su propio nombre y le recibiréis” (San Juan V, 43).
 De ellos escribió San Pedro el primer Papa:
 "¡Sabed, en primer lugar, que vendrán en los últimos días en decepción seductores que andan según su concupiscencias!
 Y dirán: '¿Dónde está la promesa de su venida? Todas las cosas perseverarán lo mismo que desde el principio del mundo, después que murieron los Padres'.
 Se les esconde a los que estos quisieran, que al principio fue el cielo y la tierra sacada del agua y consistente sobre el agua por el verbo de Dios.
 De donde aquel mundo de entonces, inundado del agua pereció.
 Pero los cielos de ahora y la tierra en el mismo verbo de Dios cimentados, están reservados al fuego del día del juicio y la perdición de los impíos…

No olvida Dios su promesa, como algunos creen; mas obra con paciencia por vosotros, no queriendo que perezca nadie, sino que todos se conviertan a penitencia" (II Pedro III,3-9).

  Notas
(1) Quien dudare de esto (de que se está formando ante nuestros ojos una nueva y vasta religión), puede leer las obras de los ingleses Aldous Huxley o Bernard Shaw; o recorrer los numerosos opúsculos a mimeógrafo y sin imprimatur del P. Teilhard de Chardin, miembro de la Academie des Sciences y de la Compañía de Jesús; principalmente; mezcla, a nuestro entender, de buena ciencia, mala filosofía y teología herética sutilmente paliada; mezcla detonante que constituye -y ojalá nos equivoquemos en esto- vasto y completo programa de neocatolicismo profundamente heterodoxo y modernista. 

 (2) Las Tres Ranas del Apokalypsis, a saber: liberalismo, comunismo y modernismo.

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