"Ami no me la vas
acontar". 'Mordisquito'.
Buenos Aires, 17 de abril de 2015.-
Carlos 'Pancho' Gaitán
Es
absolutamente falso lo sostenido por algunos, en el sentido de que el paro
llevado a cabo por la CGT el pasado 6 de abril, haya sido un paro que
respondiera a un objetivo partidario o electoral, y menos aún que fuera el paro
de los piqueteros.
Sí
es verdad que el paro tuvo un contenido político, presente siempre en este tipo
de medidas, porque la máxima
representación de los trabajadores - cuya responsabilidad principal es
representar los intereses de los trabajadores y luchar por ellos- es en última
síntesis la conducción política de los trabajadores. Luego, cada uno de los
trabajadores tiene el derecho de simpatizar o participar en la expresión
partidaria con la que comulgue y tiene incluso la obligación de votar -elegir o
rechazar- la posición o el candidato que mejor le plazca. También todo hecho
político tiene comúnmente en sí, un valor y una orientación política, que se le
atribuye o se la explota según el impacto o la capacidad de utilización
mediática.
Por
ejemplo, para el gobierno, el conflicto armado por un grupúsculo de
manifestantes tras el palco de la movilización del 7 de marzo, -que fue lo más
difundido por algunos medios, junto a la "toma del palco", una vez
retirados los dirigentes- tuvo un simbolismo explotado por los sectores
reaccionarios. De igual manera la actividad de pequeños y contados grupos
piqueteros capitalizados u organizados por sectores trotskistas que incluso contó
con la participación de algunos trabajadores despedidos de establecimientos de
las inmediaciones, que fueron brutalmente reprimidos, -cosa denunciada y
repudiada por la conducción de la CGT al evaluar las acciones de ese día-
también dio pie para que algunos personajes señalaran estas actividades
minoritarias como el eje de la jornada. A tal punto que una acción llevada a
cabo por grupos minoritarios focalizados en puntos geográficos específicos,
llevó a algunos a caracterizar el paro nacional de los trabajadores como "el
paro de los piqueteros".
Es
bueno recordar que este paro fue resuelto el 22 de agosto de 2016, en el
Congreso Normalizador, con la aclaración de la nueva conducción de la CGT de
que sería ésta la que fijaría la fecha y no aquellos que -por distintas razones-
exigían 'paro ya'.
Puede
ser válido tener en cuenta una nota de mi autoría del 4 de abril último, donde describo
la ruta que siguió la conducción de la CGT hasta llegar al paro y no se puede
obviar el hecho de que la conducción de conjunto es la de todas las
organizaciones confederadas que acuerdan las acciones en el Comité Central
Confederal, actividades que siempre siguen los lineamientos acordados en los
Congresos. Está claro para cualquier dirigente sindical, que la reivindicación
es un proceso en el cual primero se dialoga -se solicita, se reclama, se
intenta persuadir y convencer-, luego se presiona de a poco e in crescendo, llegándose
finalmente -de ser considerado necesario y conveniente- al paro.
La
movilización del 7 de marzo fue impresionante
y demostrativa del trabajo previo que realizó la conducción para lograrlo. Los
que saben de ello, son los que construyen todos los días. A diferencia de los
librepensadores, a los que cualquier teoría les parece más importante que la
práctica. Y el paro del 6 de abril fue el más contundente de los últimos años.
Lo reconoce Carlos de Angelis, columnista de 'Perfil', en su nota del domingo 9
de abril, página 18, cuando dice "Más allá de estas consideraciones (está
analizando 40 paros en 34 años de democracia) el paro del 6 de abril fue
intenso y masivo. Prácticamente toda la actividad del país se
paralizó".
Casualmente
esa nota debe hacernos pensar: ¿por qué Saúl
Ubaldini declaró 13 paros? -Porque la insensibilidad del gobierno de
Alfonsín no daba respuesta a los reclamos. Que hubieron ahora errores?, sí,
siempre los hay, como en toda tarea de los hombres, errores que fueron subrayados
y ampliamente difundidos por los medios
y que fueron muy bien aprovechados por los enemigos de la clase trabajadora y
de los sindicatos.
La
opción de la CGT de convocar a los
movimientos sociales y de la economía popular que, en difícil convergencia,
avanzan en la búsqueda de caminos comunes con los trabajadores organizados,
expresa la cruda realidad de que el 30% de la PEA esté sin empleo y algunos de
ellos, desde hace mucho tiempo, ya que en 1976 la proporción de argentinos
pobres era sólo del 4%, mientras que hoy ha llegado a ser el 32% de quienes
habitan este país nuestro. La CGT tiene en claro que estos son trabajadores y
aunque muchos de ellos han sido desplazados hacia la marginalidad social, no
por ello han dejado de formar parte de la clase trabajadora, algo que los ubica
en una situación especial de mayor precariedad y debilidad.
La asignación universal por hijo
-AUH- y otros subsidios asignados en el anterior gobierno y mantenidos por el
actual, son medidas que posibilitan la subsistencia y que deben ser
transitorios, porque el objetivo de la CGT es que todos sean trabajadores con
empleo y con seguridad social. Los trabajadores de la economía popular
nos están dando una lección ante la carencia de políticas de empleo. Están
intentando armar actividades para generar formas de economía social y tenemos
la expectativa de que muchos lo conseguirán en una materia nada fácil, pero
donde la inteligencia popular y el apoyo de algunos profesionales a su
servicio, permite esperar que consoliden esta
perspectiva. Felizmente, cuentan con el mayor de los respaldos, que es la
simpatía y el apoyo del Papa Francisco. Calificar a los movimientos sociales
como el enemigo no es ni un error ni una confusión, sino que ubica a quienes
expresan este pensamiento en un campo que no es el del Movimiento Obrero ni del
movimiento popular, que no puede ser otra cosa que nacional.
Promover
la solución de los problemas y el cumplimiento del mandato constitucional es
defender la democracia y contribuir a la gobernabilidad, lo que consolida la
institucionalidad.
El
Movimiento Obrero generó sus propios intelectuales -que no se consideraban eso
y que yo prefiero denominar: estrategas. Como fueron el caso de José Alonso de
FONIVA; de Miguel Gazzera de Pastas Alimenticias; de Amado Olmos de Sanidad; o
de Ángel Gabriel Borlenghi de Comercio -sólo para nombrar a algunos- y contó
con brillantes intelectuales que acompañaron a la CGT o a muchas de sus
organizaciones por sentido de Patria y de
pensamiento nacional y revolucionario.
Como
la historia no nace ni muere con nosotros, surgirán otros muchos que expresarán
su tiempo sobre los que los más viejos, tenemos la certidumbre que -como
digiera el Viejo General cuando le pedían que designe sucesor-, que "Su
heredero era el Pueblo" y que "el
dirigente que tuviera el oleo sagrado de Samuel", sería el elegido
para conducir la nueva etapa.-