Comisión episcopal de
Pastoral Social
Mar
del Plata – Junio 2018
En primer lugar quiero agradecer a todos los
presentes porque es con ustedes con quienes compartimos y vivimos la Semana
Social, sin ustedes la semana social no sería posible. Así que les agradezco de
todo corazón la presencia de gente de todo el país, hoy hablaba con gente de
Misiones, con gente del Chaco, con gente de Orán, de Santiago del Estero, de
San Juan, es decir en representación de todo este arco nacional al cual
nosotros tenemos que atender y especialmente los que vivimos en Buenos Aires
porque nos parece importante este sentido
federal que tenemos que dar, no solo cuando hablamos de economías
regionales, lo cual es muy importante, sino también del espacio y la
participación que el interior tiene que tener a nivel nacional.
Vivimos
situaciones sociales difíciles, también en el interior del país. Quizás lo
que más conocemos es lo que ocurre acá, en el conurbano, porque vivimos aquí
algunos de nosotros; pero realmente los problemas son acuciantes, por eso vamos
a tratar en esta Semana Social el tema del trabajo
infantil, del trabajo esclavo, vamos a tratar el tema de los indigentes, porque
también es un tema importante. Porque hablamos de los pobres (la Democracia, un
camino hacia los pobres) pero también tenemos un número importante de indigentes
en la Argentina que no tienen chances hoy en día.
Esto a nosotros nos duele, y nos duele
también desde el interior profundo del país. Hoy vivimos en Argentina despidos y suspensiones, nos golpean
continuamente la puerta hermanos y hermanas que están perdiendo el trabajo o
que han sido suspendidos y no tienen como llevar el pan a la casa, y esto a
nosotros también nos sensibiliza de una manera especial, por eso creo que están
bien los verbos “Crear” y “Hacer”, pero me parece que falta el “Sentir”, la sensibilidad social que necesitamos nosotros.
Una sensibilidad social operativa,
alentamos la copa de leche de las escuelas de nuestras provincias, pero –lo
hemos compartido en las reuniones de obispos– ¿qué hacemos con los chicos que no están escolarizados en la
provincia de Buenos Aires, en el país? En la provincia no tienen la copa de
leche esos chicos ¿no? Tenemos
desnutrición, tenemos los comedores atestados… Antes de ayer escuchábamos a
una organización de Mar del Plata que da de comer y alimentos, quienes nos
decían que la demanda de alimentos en
los últimos tiempos ha crecido el 30%, y esto nos sensibiliza mucho.
Queremos un desarrollo sustentable,
pero también vemos parques industriales
cerrados o que no comienzan a funcionar, por lo menos aquellos que más
conocemos, uno privado por ejemplo en San Vicente, uno que intenta ser de otro
modo en Pte. Perón.
Respecto a la Educación de Adultos
nosotros deseamos, por supuesto, alentamos estos ciento diez mil adultos que
hoy están en la Educación, pero, yo no soy un técnico, pero tenemos tres millones de adultos acá en la
provincia de Buenos Aires, tres millones que no están escolarizados.
Yo me pregunto si, en este tema tan
delicado, que todos vivimos a nivel país que es la inseguridad, que es la violencia, junto al tema que aquí se trató del
narcomenudeo, del narcotráfico y del consumo de sustancias, no es
justamente por la falta de trabajo, la falta de esperanza, la falta de
contención de nuestros jóvenes y de nuestras familias, la familia es la célula
básica de la sociedad. Si no apostamos a
las familias estamos, perdónenme la expresión, “fritos”, parece que
atentamos a la familia con el divorcio,
atentamos contra la familia con el aborto.
A mí me parece que la familia es lo
que hoy tenemos que defender. Con respecto a esta inseguridad que vivimos, es
importante que reformemos hospitales,
no vemos que se creen hospitales, pero si se construyen cárceles, al lado de la
40 se está construyendo una cárcel en Lomas de Zamora, y también esto nos
preocupa y nos sensibiliza.
Queremos desde la esperanza, porque la esperanza es una virtud que Dios nos
regala a todos pero que debemos alentar y construir, una unidad de trabajo,
de encuentro, de escucha interinstitucional. Pero, cuando el trabajo nuestro no
alcanza, es un rol imperativo -desde la Doctrina Social de la Iglesia- el principio de subsidiariedad, que se
haga cargo el gobierno, el Estado debe hacerse cargo.
Hoy vemos que tenemos jubilados sin medicación, nosotros recibimos las recetas de los
hospitales, frente a su municipio, en la Parroquia Inmaculada, en la
farmacia de Caritas todos los días, y remedio que no existe en la farmacia se
le compra. Vemos que tenemos en su distrito un hospital el PAMI, en Esteban
Echeverría, construido, terminado, sabiendo que el 3% del sueldo de ustedes,
jubilados y de ustedes activos va al PAMI, pero no llega al PAMI, lo maneja la AFIP
y lo maneja la ANSES, y tenemos hospitales cerrados, construidos… Sensibilidad
social.
Nos parece a nosotros que esta
esperanza debe ser construida también con los jóvenes, con quienes esta mañana nos reuníamos, pero qué hacemos
con los jóvenes si no tenemos recursos. Los jóvenes tienen esperanza, los
jóvenes quieren. Hoy les decía que, si bien en el país hay jóvenes que ni
estudian ni trabajan, los jóvenes quieren abrirse camino, lo hemos visto con el
proyecto presentado esta mañana de
Cuidadores de la Casa Común, chicas y chicos que están en el consumo, pibas
que vienen con sus bebés y cuando se les presenta un proyecto de vida, una
contención, una apertura a la capacitación y por lo tanto una salida en el
futuro laboral, los jóvenes, las chicas y los chicos se entusiasman, quieren.
No vivimos con los “pibes chorros” todos los días, estas chicas y estos chicos
realmente quieren salir adelante, pero lamentablemente no tenemos recursos.
Evidentemente que la paz es fruto de la justicia, tenemos
que trabajar por la paz social, pero desde la justicia social, si no va a ser
muy difícil que podamos alentar a tanta gente que hoy está muy deprimida, gente
angustiada que hoy viene a vernos. Nosotros como pastores atendemos mucha gente
a diario que, en el fondo, muchos de ellos se rebelan en su corazón porque
sienten que viven una injusticia, que no se merecieron eso que viven.
Y hay que consolar, hay que poner el
hombro, pero para eso necesitamos creatividad, necesitamos inversión,
necesitamos un desarrollo que sea
sustentable, porque vemos PyMES cerradas, esto es una realidad, y vemos
trabajadores suspendidos y esto también se traduce en reclamos todos los días
que recibimos nosotros.
Nosotros deseamos que, a partir de
esta Semana Social, también podamos entre todos tener una prospectiva, es decir
algo que nos anime a seguir trabajando juntos, a no bajar los brazos.
Es buena noticia cuando hacemos cosas
y también cuando lo hacemos por los más pobres, pero también es bueno cuando
nos juzgamos más allá incluso de nuestra propia fama, de nuestro propio
estatus, de nuestra propia apariencia o de lo que digan de nosotros, si es en
este camino de servicio a los más pobres.
¡Gracias
por estar, gracias Hermanos Obispos de la Pastoral Social, están todos, espero
realmente que estos tres días de la Semana Social sean fructíferos!