Pedro
Saborido
Sábado
26 de Mayo de 2018
Claudio/a
Verotensen, muy conocido/a en Zárate, provincia de Buenos Aires, es una persona
que se la pasa volviendo.
–Yo siempre estoy. Y cuando alguien
llega, me voy. Y después vuelvo. A eso me dedico– dice mientras se va.
No
hay nadie que haya logrado verlo nunca llegar sin que antes se haya ido. Es
decir, uno podría entrar en su propia casa y encontrarlo/a en la cocina. O en
un parque. O un cine. El/Ella siempre está antes. Luego seguro se va a ir. Para
después volver
–Por eso me hice peronista. Porque no soy de
llegar. Soy de irme y volver. Y el peronismo está hecho de regresos. Nació
pidiendo la vuelta de Perón de Martín García. Evita antes de morir dirá que
volverá y será millones. Y cuando el peronismo cae en el '55 sólo se dedicará a
tratar de volver. Dieciocho años tardaría. Perón y el peronismo, entonces,
pasaron más años volviendo que estando. Esa es su esencia y adicción: volver.
Verotensen
repite una y otra vez que el peronismo nació y está hecho de regresos. Aunque
aclara:
–Puedo
suponer, el peronismo parece que siempre vuelve. Pero quizá ocurra otra cosa–
dice antes de que arranque la parte en donde pasa a explicar "El Caso
Emilse".
Emilse
Gutiérrez ("Guti") quiere tener una funda de celular con la cara de
un ídolo pop llamado "Glaucoma", un latino de esos sin nacionalidad
definida. Entra a un local de accesorios para celulares que atiende un muchacho
apodado Selfieto Paez. Pero algo ocurre: cuando atraviesa la puerta, de pronto,
no hay accesorios ni fundas. Sobre las paredes hay pintadas. "Patria o Muerte Venceremos", se
alcanza a leer en una. Otra dice: "Campora al gobierno-Perón al
poder". Un poco asustada, sale. Mira y ve que está, como al principio,
el local de accesorios para celulares. Vuelve a entrar. De nuevo no hay local
de accesorios. Hay un señor tomando mate, y muchos rollos de afiches. Uno está
abierto sobre el piso. "Duhalde
gobernador", dice. Sale del local. Desde afuera no se ve ahora ningún
local de accesorios para celulares. Ahora hay un cartel que dice: "Unidad
Básica: Va a tronar el escarmiento". Entra. Pregunta qué es una Unidad
Básica. Le dicen que allí hubo varias. Que una, hace años, se llamaba "Va
a tronar el escarmiento". Pero ahora en ese local hay un Centro Cultural
que se llama "Muéstrenme un
peronismo que se haya parecido más al de Perón que el de Néstor y
Cristina", aunque casi le ponen "Hablando menos de peronismo el
kirchnerismo juntó más gente para el peronismo que todos los peronismos
anteriores que hubo después de Perón". Hay retratos de Cristina. Hay un flipper
(o pinball) con un Néstor que anota puntajes en un cuaderno Rivadavia. Venden
tacitas, remeras, discos de murga. Y justo lo que buscaba: una funda con foto
de ídolo pop, en este caso ex ministro de Economía acusado de marxista.
Lo
compra y sale. Se da vuelta, y ya no está ni la Unidad Básica ni el Centro
Cultural. Esta de nuevo el comercio de accesorios para celular. Contrariada va
hasta la casa de su abuela. Le cuenta lo que pasó. Ella le dice:
–Para contestarte me
trasformaré en Arturo Jauretche.
Puedes consultar en Wikipedia sobre quién es.
La
abuela, entonces, sufre una metamorfosis en medio un relámpago de luz. Y se
transforma en Jauretche, que enseguida le dice:
–Escuchá, pequeña cipaya: eso que te
pasó tiene una explicación. Entraste siempre al mismo lugar pero en distintos
momentos del tiempo. A veces estaba el peronismo y a veces no. Son dimensiones
paralelas en donde el peronismo, de alguna manera, siempre está. Quizá un día
entres en una en donde nunca hubo peronismo. Pero nadie entró todavía a una de
esas. Conclusión: el peronismo no se va
ni vuelve. Está siempre esperando al costado a que te des cuenta. Charlalo
con tus amigos. Ahora con un "¡fuoopp!" me volveré a convertir en tu
abuela.
Se
escucho un "¡fuuuop!" y Jauretche se transformó en la abuela:
–Yo
nunca me fui, nena. Sólo me convertí en Jauretche, ¿entendés?
Claudio/a
Verotensen explica que otra razón por la cual se hizo peronista es que, como
este, también siempre vuelve de otra forma
–Yo
me voy y cuando vuelvo puede volver Claudio o Claudia, petiso o morocha,
grandota o pelado. Vuelvo siendo otro/a.
Con
un pizarrón explica que mientras ningún otro movimiento político se atrevería a
convertirse en peronista, el peronismo puede irse y al volver, ser neoliberal,
ser zurdo, lo que mejor le parezca en ese momento.
–Sucede
porque el peronismo es tan desprejuiciado que ni se respeta a sí mismo y puede
dejar de lado todo lo que es para poder seguir siendo.
Algo
parecido a lo que afirma Mahatma Robertone, líder del Peronismo Hinduista.
Robertone,
acerca de los renacimientos del peronismo, afirma:
–La esencia es la misma. El peronismo se
puede transformar en otra cosa. Pero con un objetivo. Si en los '90 se
volvió liberal fue haciéndose el boludo. Fue para entrar en confianza y que los
gorilas le pierdan el miedo y crean que se volvió confiable. Una vez que lo
logra y que el sistema adopta a ese peronismo razonable, aparece otro peronismo
más parecido al original, lo reemplaza y arma quilombo de vuelta. Ahí otra vez
lo rajan. ¿Se entiende? Parece que muere. Pero en realidad es sólo una pausa.
Va a regresar. De una forma u otra. Pero no se puede prever de qué manera. Porque el peronismo siempre se sorprende a
sí mismo.
Mahatma explica que
según el Hinduismo Justicialista toda alma peronista, al partir de su cuerpo,
es transportada hacia el Bahasa, una especie de Unidad Básica Celestial donde
se reúnen las almas.
Allí quedan a la espera del próximo retorno. Se sienten felices de estar juntas.
Hacen catarsis y autocrítica de por qué perdieron o se tuvieron que ir, y
luego, alegres, las almas cantan:
–Oh… vamo' a reencarnar…
reencarnar… reencarnar… vamo' a reencarnar…
Desde
lejos, voces de otras almas gorilas les gritan:
–¡No
reencarnan más!
En
el fondo saben que no es así. Porque el
antiperonista también es creyente. Y muchas veces odia más al peronismo que
lo que el peronista puede amarlo. Sin darse cuenta, ese deseo de que algo no
retorne empieza a construir la vuelta. Y una frase vuelve guiar al destino. La
que dijo Perón luego de exiliarse en el '55:
–Yo
no haré nada para volver. Lo harán mis enemigos.