Por LA SEÑAL MEDIOS
Este jueves 30 de agosto, el alza del 18,8 %.
Su cotización llega a $ 40.97, pero la clave está acá: tasa de referencia 60 % por
ciento. Récord histórico. Es la mayor
tasa de interés del planeta.
Se trata de un industricidio. Es una marca orientadora de la inversión
en dirección especulativa. Como el gobierno pretende enfriar la economía,
estos indicadores anulan cualquier posibilidad de elaboración productiva
nacional.
El dólar opera sobre los precios.
Las tasas, sobre la producción. Se
observa un trabajo de pinzas en contra de la economía argentina. Mientras
persiste la inflación, decae la industria. El rumbo recesivo es rápido y
furioso.
El ministro de Hacienda
Nicolás Dujovne, aseguró ayer que “No
hay otra manera para evitar la crisis que reducir el déficit fiscal”.
Además de configurar un delito
en beneficio de las empresas ligadas al gabinete, el concepto implica la
imposibilidad de llevar adelante el país con este gobierno.
Recibió una nación en marcha e indujo la crisis que dice combatir.
El déficit fiscal del que habla no es otra cosa que la necesaria inversión
social para dinamizar la economía.
La distancia entre la
necesidad financiera argentina y lo realmente existente es un hueco generado
por esta misma gestión que desfinanció al Estado intencionalmente.
El camino anunciado por
Dujovne es exactamente el contrario al que necesita la Argentina para crecer.
Porque el proyecto real del gobierno es el decrecimiento productivo nacional.
Nada hay que esperar, no hay
expectativas sobre la mejora de indicador alguno. El funcionario de Mauricio Macri acaba de informar que se insistirá en
el hundimiento.
Nada de mejorar el poder de
compra masivo ni de alzar la rentabilidad de la industria; nada de contención
social ni de protección a la elaboración local.
Más ajuste, para que haya más
ajuste.
Eso es todo. Tras el telón, no
hay nada.
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