MARCELO FALAK
Editor jefe de Mundo ÁmbitoFinanciero
Brasilia (enviado especial) - Defensa irrestricta de la última dictadura
(1964-1985). Apología de la tortura. Culto a la tenencia de armas y promesas de
mano dura contra el crimen organizando, lo que incluiría condecorar a los
efectivos que maten a delincuentes. Un general, Hamilton Mourão, como compañero
de fórmula. Anuncios de que varios militares integrarán su gabinete. ¿Lo de
Jair Bolsonaro es pura ideología? No, detrás de todo eso está la estrategia de la cúpula de las Fuerzas
Armadas de construir un presidente propio, encargado de imponer lo que denomina
una "nueva democracia". Esta consistirá en un programa político ultraconservador y uno económico
ultraliberal, con los condimentos de una participación activa de los
militares en la vida política y la misión de arrancar de raíz a la 'izquierda
que engaña a la sociedad".
Así se lo contó a ámbito.com
una alta autoridad de las Fuerzas Armadas brasileñas, que desempeña un rol
institucional relevante y que fue protagonista del proceso minucioso de
construcción política que comenzó cuatro años atrás y desembocó en las
elecciones de este domingo. El mantenimiento de su nombre en reserva fue su
única condición, ya que lo contrario podría poner fin a su carrera.
Según la fuente, en 2014 se cumplían 50 años de lo que denominó
"la revolución de 1964", en rigor el golpe de Estado contra João
Goulart. Ante eso, y en medio de un clima que se ponía espeso, preludio de lo
que dos años más tarde derivaría en la destitución de Dilma Rousseff, las
Fuerzas Armadas comenzaron a buscar quién defendiera sus intereses en el
Congreso. La elección, claro, recayó en el diputado Bolsonaro, un excapitán del
cuerpo de paracaidistas que abandonó el arma en su momento en medio de varios
casos de indisciplina.
Esos antecedentes le jugaban
en contra, pero "el modo en que defendió a las Fuerzas Armadas hizo que
creciera nuestra ponderación sobre él", dijo la fuente.
"Ante esa situación, un
grupo de militares de alta graduación decidimos acercar al diputado al Comando
del Ejército, pensando ya en las elecciones de este año. Un año atrás, el Ejército analizó que habría una
polarización y que Bolsonaro sería quien llegaría a enfrentar al PT. ¿Por
qué? Porque la historia de Brasil demuestra que su élite nunca se preocupó por
la nación y solo pensó en sí misma. Entonces, tuvimos claro que los partidos de
centro no se iban a unir para enfrentar a la izquierda. Es lo que pasó. Tuvimos
razón en apostar a Bolsonaro", indicó.
La autoridad militar que
recibió a ámbito en una antesala de su despacho en Brasilia contó que Bolsonaro
"se abrió al diálogo, aceptaba nuestras sugerencias y cambió muchas de sus
posturas. Por ejemplo, pasó del
nacionalismo económico al liberalismo. Eso, que se vio en la campaña, fue
producto del diálogo que el Ejército abrió con él, no tenga dudas".
Además, el hombre se ordenó en
lo personal. "Se casó con su tercera mujer, tuvo una hija e hizo dos años
psicoanálisis", contó.
"El nacionalismo económico ya no es nuestro programa, eso se lo dejamos al
Partido de los Trabajadores. Ahora es el liberalismo. Eso es lo que le
dijimos a Bolsonaro. Queremos un país lo más libre posible, lo que nos ubica
radicalmente en contra de lo que dice el PT".
Esa postura económica, que
contradice la tradicional del poder militar en este país, es la base de lo que
la nueva doctrina define como "nueva
democracia". Sus pilares son, explicó la fuente, "la lucha contra
la corrupción, la seguridad, el ajuste fiscal, la reforma previsional, las
mejoras en el transporte. E incluso, por qué no, abordar también la cuestión de
la mujer".
La izquierda tiene cabida en la "nueva democracia" con
condiciones. "Hay una izquierda que es buena, incluso dentro del PT y
del Partido Comunista, y que Brasil debe aprovechar. Pero hay otra que incomodó
a la sociedad con un discurso excesivo de lo políticamente correcto, que
pretendió imponer en el Congreso el matrimonio homosexual, las cuestiones de género... La sociedad no
quiere eso. Ya no vamos a permitir esas propuestas que engañan y se disfrazan
de socialismo", indicó.
Bolsonaro no es el misógino,
homofóbico y racista que sus propias declaraciones sugieren. "Usted
recordará el episodio que se produjo en 2014 con la diputada (del PT) Maria do
Rosario", a quien, en medio de una discusión sobre un proyecto de ley sobre
violadores, Bolsonaro le dijo que "no te violo porque no te lo
merecés", lo que le valió con el tiempo una condena. "Bueno, nadie lo
sabe, pero eso cambió su percepción, se arrepintió. Es algo que le salió caro
en lo personal. También lo ayudamos a entender eso, que debía evitar esas
reacciones" para convertirse en un candidato viable, añadió.
La salida democratizadora de
Brasil, dijo la fuente, fue negociada: un gran acuerdo nacional implicó que una
ley de amnistía fuera la contraprestación de una convocatoria a elecciones sin
proscripciones. Eso, añadió, "preservó el estatus de las Fuerzas Armadas
como una fuerza permanente de Estado. En esa primera etapa, el sector militar
se recostó en su rol profesional, pero ahora estamos en una etapa nueva, en la
que exigimos ser tratados como ciudadanos plenos, no de segunda".
El objetivo es poner en marcha una "tercera vía",
esto es algo diferente a un rol en que los militares sean la cabeza de un
régimen propio y también al de subordinados pasivos ante las autoridades
civiles. "Queremos ser aceptados como ciudadanos plenos, no como
ciudadanos de segunda. Por eso hablamos de una 'democracia nueva'",
aseveró.
"Los oficiales militares somos personas muy calificadas, sabemos
idiomas, tenemos posgrados. Hay que terminar con eso de que no podemos ser
ministros", dijo.
"Fuimos claros al hablar
de un grupo que le robó a la nación y
que tiene relaciones con dictaduras como las de Evo Morales, la de Nicolás
Maduro y la de Daniel Ortega. El proceso culminó con un ex presidente que
es un presidiario, un criminal, condenado en un juicio normal, y con una ex
presidenta destituida legalmente, no a través de un golpe, como se dijo",
aseveró, sin nombrar ni a Lula, ni a Dilma Rousseff ni al PT. Pese a eso, y por
más que Bolsonaro y Mourão evoquen esa posibilidad, no existe posibilidad de
golpe en Brasil, afirmó.
"No hay ninguna
posibilidad de golpe. Ninguna. En el 64 no había Facebook, el mundo era otro.
Un golpe no se va a producir en ningún caso. La prensa no entiende esto
todavía, y en la campaña fue muy parcial, con análisis muy infantiles. La primera derrotada en las elecciones es
la cadena Globo", aseguró.
TERMINÓ EL TIEMPO DE LOS GOLPES, PARECE. ¿LLEGA LA DE LA "NUEVA
DEMOCRACIA"?
• Un mensaje al Ejército argentino
"Queremos mostrarle a Sudamérica
y al mundo que somos brasileños,
militares, blancos, negros, indios, eso no importa, porque nuestro discurso es
de unidad", dijo la alta fuente que recibió a ámbito.com.
Según el alto comandante,
"hablamos de estos temas (la doctrina de la 'nueva democracia') con
nuestros pares de Uruguay, pero infelizmente no con los de la Argentina, a
quienes todavía percibimos como demasiado deprimidos. Ellos tienen una
formación que es muy buena, pero la falta de apoyo de la sociedad hace que no
hayan desarrollado aún una mirada política". En Brasil es diferente:
"Nuestra imagen positiva es del
80%", aseguró.
"Argentina nos merece respeto y hoy nos provoca preocupación"
por las derivaciones de la crisis económica, dijo. "Necesitamos que
las Fuerzas Armadas de su país sean fortalecidas y consideradas fuerzas
permanentes del Estado, como ocurre en Brasil, para poder ser socios en
proyectos bilaterales e internacionales", añadió.
"Nos pusimos muy felices cuando se fue Cristina Kirchner y llegó
Mauricio Macri. Macri es un hombre preparado, culto, que tiene todas las
condiciones para mejorar a la Argentina", remató.
La doctrina de la "nueva
democracia" va más allá de lo nacional. "No creemos que haya una salida para nuestras economías sin el Mercosur.
La integración debe continuar, porque para nosotros no hay vida en el mundo sin
él", cerró.