Miguel Ángel Barrios
Ha dicho siempre el maestro y
amigo de la América Latina Alberto
Methol Ferré que la verdadera existencia de la República Oriental del Uruguay
era y es, la negación de Artigas. El mismo caudillo dice a unos emisarios
que van a invitarlo estando en el exilio al Paraguay para que regrese a su
"patria chica", que no lo haría "porque yo ya no tengo
Patria".
Nunca se consideró uruguayo
Artigas, sino de la Patria Americana. Y en ello residió su fuerza homérica.
Mientras tanto el Uruguay,
quedó como la llave de la cuenca del Plata, afianzado en su puerto y en su
vínculo con Inglaterra. Como todos sabemos fue la Suiza de América inventada en
1828 por Lord Ponsonby.
Por supuesto que las guerras
civiles atravesaron las tierras artiguistas, dividiéndose en dos grandes
sectores políticos: el partido blanco del Gral. Manuel Oribe y el partido Colorado de Fructuoso Rivera, mal llamado
unitario, siendo una mezcla entre el Interior posible y el puerto. Rivera en el fondo fue rehén de estas
dos tendencias.
La guerra de la triple infamia destrozó la Banda Oriental y se
produjo el primer bombardeo a cielo abierto en América del Sur, en la heroica
Paysandú de Leandro Gómez. En la historia de América Latina todo tiene que ver
con todo, tanto en sus tragedias como en sus glorias.
A fines del siglo XIX, luego
de los épicos lanzazos de Aparicio
Saravia y de un joven Luis Alberto de Herrera, nace el primer Estado
benefactor de la cuenca del sur, el Uruguay estable y afianzado de José Battle y Ordóñez con el partido Colorado.
Y un fugaz planteo latinoamericanista que no hizo mella, de José Enrique Rodó y
el "Ariel". Nadie podía cuestionar la bonanza de la república
uruguayistica, a tal punto que el propio Rodó
era diputado del partido Colorado de Batlle y Ordóñez.
El siglo XX fue la puja del
partido Colorado y del partido Nacional Blanco del Dr. Luis Alberto de Herrera -fundamental
en el surgimiento del octubre peronista al oponerse a la instalación de bases
norteamericanas-.
El surgimiento del ruralismo tiene íntima conexión con el retiro del
imperio británico del Uruguay y por la primera vez de lograr una síntesis entre
Montevideo y el interior, y aunque fracasó, fue un intento de una nueva opción
ante un Uruguay que quedaba sin soporte o sin las bases que le daban una
prosperidad aparente. Esta es la tesis de Alberto
Methol Ferré en el "El Uruguay como problema", no los problemas
del Uruguay.
Toda la historia posterior del Uruguay hasta
hoy, es inentendible sino comprendemos este escenario global.
O un Uruguay acoplado como base militar del imperio norteamericano, o un
Uruguay huérfano ante la ausencia o prepotencia de los industriales paulistas o
un Uruguay sorprendido y abandonado a su suerte ante la falta total de política
de cooperación argentina, como ocurrió con el gobierno anterior argentino.
Nada que ver con la Geopolítica de Juan
Domingo Perón, que en el año 1973 solucionó la controversia con la isla
Martín García.
Rescatamos en este bosquejo
histórico, la incansable predica del
"Pepe" Mujica, inclusive arriesgando su capital político interno
para salvar el Mercosur.
Y llegamos a este momento de
acechanza de la República Imperial con la nueva doctrina Monroe.
En el Uruguay actual existe un descreimiento del pueblo hacia los partidos y sus
dirigentes -problemática común en toda América Latina- y como muchas veces
ocurrió en la historia de América Latina -para bien o para mal, pero es un dato
de la realidad- , la figura prestigiosa del General Guido Manini Ríos, oxigena la democracia uruguaya- es un
simplismo compararlo con Bolsonaro- y obliga al sistema político a generar una
agenda estratégica.
El Gral. Manini Ríos es un
hombre de una trayectoria impecable, licenciado en Historia con una gran
solidez académica, se declara deudor del
pensamiento de Alberto Methol Ferré- lo puedo atestiguar luego de largas
conversaciones personales que tuvimos-, un geopolítico de la Patria Grande y un
confeso admirador del Papa Francisco,
en sus preocupaciones sociales y económicas.
Las difamaciones chiquititas no conducen a
nada, ni desde la "derecha" a la "izquierda", si es que nos
sinceramos y llegamos a la conclusión que estamos ante la guerra
Latinoamericana por la independencia definitiva.