Leonardo Cajal, 4 de mayo de 2020
Según
datos oficiales durante 2017 en Argentina se suicidaron 3222 personas,
superando casi en un 50% a las muertes por homicidios (2279). Del total de
muertes por suicidio el 27% fueron jóvenes de entre 15 y 24 años.
En
últimos 30 años en la Argentina el suicidio en jóvenes se triplicó y en la
actualidad representa la segunda causa de muerte, siendo la frustración, la
baja autoestima, la soledad en el entorno familiar y el aumento del consumo de
alcohol y drogas, las causas más frecuentes.
Según
datos del SEDRONAR el consumo de drogas en los últimos 10 años aumentó un 200
%, ubicando a la Argentina en el país en el mundo de mayor aumento del consumo
cocaína. (129%)
La
cuarentena, en su estado universal, generó un aumento de entre un 30 y 40 % de
suicidios en Colombia y en España, y por supuesto la Argentina no es ajena a
esta realidad, aunque la prensa no lo refleje.
Las
preguntas que surgen son:
¿Cuánto
aumentará el consumo de drogas y de alcohol durante la cuarentena y cuáles
serán sus consecuencias?
¿Cuál
será el impacto de la post cuarentena en aquellos trabajadores que quedarán
excluidos del mundo laboral?
¿Cuántos
pibes no retomarán los estudios primarios y secundarios después de la
cuarentena y qué pasará con ellos?
¿Qué
respuesta dará el Estado a todos aquellos que no encuentren solución posible al
después del confinamiento?
Todas
las respuestas están directamente relacionadas con un aumento en las
posibilidades de que se acrecente el número de víctimas por suicidio. Y si bien
la economía no es todo, hay algo que es seguro, la falta de plan económico
frente a este confinamiento y parate productivo dejará consecuencias
irreparables, no solo en el bolsillo de todos los trabajadores, sino en la
totalidad del tejido social, y como siempre ocurre desde hace 44 años, los más
vulnerables engrosarán las listas.