lunes, 24 de julio de 2017

Metáfora del pasado – Memoria del futuro

Manuel ARES

Mi país es como mi casa, de pronto, se hizo viejo. Eric Nepomuceno



En su Poética, Aristóteles sostiene que el mejor texto trágico es el que contiene una anagnórisis (reconocimiento) seguida de una peripecia (cambio abrupto de situación). David Ingvar, neurobiólogo de la Universidad de Lund (Suecia), demostró que el cerebro humano está siempre buscando darle sentido al futuro. El individuo elabora con anticipación, un escenario de decisiones en los que combina una hipótesis contextual futura con una opción de acción (V. Maldonado). Ambos temas son aplicables a la Argentina que estamos transitando. La ideología de Cambiemos, arraigada en el legado liberal-ortodoxo originado por la generación de 1880, representa para nosotros una regresión social, política y económica, en la que el mito del “granero del mundo” simboliza no sólo una metáfora del pasado sino -lo que es peor- nuestra memoria futura. Porque hacia allí nos dirigimos, aceleradamente. Mito que, lamentablemente, estructura la base del pensamiento político de una buena parte de las propuestas ideológicas de la Argentina actual, aun la de los autodenominados “progresistas”. De este modo se cumple, ante una sombría disyunción social y política, el cuadro trágico aristotélico en tanto que Cambiemos se reconoce en un modelo político que eclosionó hace ochenta años y cuyo paradigma fue el Pacto Roca- Runciman (o “Estatuto Legal del Coloniaje”, como lo denominaran los por entonces militantes de FORJA).Pacto que nos encadenara de pies y manos a la avaricia del Reino Unido. Reconociéndose en él y mudando abruptamente las políticas de estado, Cambiemos produce la peripecia en función de un renovado sometimiento a los poderes fácticos nacionales y mundiales. De igual modo, el hipotético escenario futuro planteado por Ingvar que elaboró Cambiemos, se encuentra fincado no en el futuro sino en el pasado. Así, nuestro país, que fue vanguardia en el reconocimiento e inclusión social de las minorías, de los niños, jóvenes y ancianos; en la libertad y multiplicidad de la palabra y, en la más amplia acepción de la expresión: los derechos humanos; mi país, de pronto, envejeció. Parece estar desesperado por rendirle tributo al Mercader de Venecia el que apetece un pedazo de nuestra anatomía. 

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