Habrá que ver qué ocurre en octubre. Desde aquí, tan
cerca en el tiempo y tan lejos para nuestras ansiedades, sólo podemos tirar
sobre el papel algunas reflexiones. No mucho más. De no ocurrir algo demasiado
inesperado imaginamos que en las próximas elecciones la pelea principal se dará
entre las tres fuerzas políticas que hoy
aparecen como protagonistas con mayor peso en el escenario político argentino:
El Frente Cambiemos, el Peronismo más sus aliados probablemente agrupados,
nuevamente, en el Frente para la Victoria y el Frente Renovador. Como siempre,
la mayor disputa ocurrirá en los grandes distritos: provincias de Buenos Aires,
Santa Fe, Córdoba, Mendoza y ciudad de Buenos Aires (CABA).
Por supuesto será en el territorio bonaerense donde se
producirá la competencia más significativa y el resultado, como es habitual,
será decisivo para lo que suceda en nuestro país después de las
elecciones. Hasta aquí nada nuevo bajo
el sol. Cambiemos ya echó a rodar los nombres de sus candidatos y ninguno de
ellos, por lo que uno ve y escucha, despierta gran interés en la gente. Pero el
macrismo tiene en este distrito una carta brava que, por esas cosas casi
inexplicables de la política puede tallar fuerte aunque no sea candidata: María Eugenia Vidal. Todo indica que
quien sea bendecido y acompañado en campaña por la actual gobernadora podría
recibir un caudal de votos nada despreciable. Algunas encuestas un tanto
artesanales pero confiables, realizadas en Lanús, tanto en la zona céntrica
como en los barrios de la periferia, sorprendieron a quienes efectuaron la consulta.
Vidal, según no pocos esperanzados vecinos, digna de crédito, merece un tiempo
de espera. ¿Sostendrán las personas que hoy dan esta respuesta la misma opinión
dentro de cinco meses? ¿Servirá la imagen positiva de la gobernadora para
garantizar votos a favor de Cambiemos? ¿Podrá mantener ella esa imagen durante
el tiempo por venir que, según algunos husmeadores de los humores populares
presagian llenos de conflictos? Esto será comprobable después del cierre de los
comicios.
El peronismo
bonaerense, diseminado en diferentes parcelas, aún no tiene resuelto el tema de
los nombres que encabezarán las listas principales. Aún –faltando tan poco
tiempo para las elecciones- no se sabe si serán producto de una inteligente
decisión que concrete la unidad de todos los sectores o resultado de una
competencia en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias
(PASO) a realizarse en agosto próximo. La primera de las opciones, de acuerdo a
la opinión de viejos conocedores del Peronismo, sería la solución ideal en
tanto y en cuanto la unidad se realice mediante la producción de un
acontecimiento político público muy vigoroso, transparente y sólido que
demuestre seriedad, convicción y voluntad para ganar la confianza de los
bonaerenses. Respecto a la segunda alternativa, nos permitimos opinar que la
confrontación en las P.A.S.O sería positiva si los triunfadores contaran con el
acompañamiento de los derrotados. En verdad, aquello que “quienes ganan
conducen y quienes pierden ayudan a los victoriosos”, tantas veces declamado,
nos parece bastante alejado de la realidad. Generalmente, en nuestra dolorida
Argentina, después de cada elección
interna en sindicatos o partidos políticos, el que gana se queda con la torta y
el que pierde se va a la casa insultando al que ganó, pacta con los adversarios
o se corta por afuera. Un dato de la realidad: las indecisiones, las
demoras y las equivocaciones en lo que tiene que ver con las designaciones o
elecciones de candidatos en tiempo y forma suelen ser fatales. Una pregunta
fundamental: ¿Cristina Fernández será o
no candidata?.
Puede serlo por Santa Cruz. Pero aquella provincia está
en llamas. También está en condiciones de postularse en la provincia de Buenos
Aires y sabido es que en este distrito tiene muchas posibilidades de ser
ganadora con cierta comodidad. Pero.. ¿y después qué? En épocas de esta
democracia cautiva iniciada en 1983, luego de la noche negra de la dictadura
cívico militar, a Alfonsín primero y a Menem más adelante, concluidos sus
turnos presidenciales, no les fue bien al ocupar una banca en el Parlamento. Don Raúl, por su inveterada costumbre
de mandarse a mudar antes de terminar sus mandatos, fue elegido senador a fines
de 2001 y renunció en julio de 2002. La presencia de Menem en el Senado no es otra cosa que la cara grotesca de la
decrepitud en la Cámara Alta. Cristina Fernández es, sin ninguna duda, el
cuadro político de mayor capacidad de la República Argentina y su nivel como
estadista es reconocido internacionalmente. Ahora mismo, está brillando en
foros internacionales como pocas veces lo han hecho otros ex presidentes.
Entonces ¿no sería una grave equivocación sumergirla en el barro de una campaña
electoral y mezclarla después con los manoseos parlamentarios? Su etapa como destacada legisladora le
sirvió para llegar a ser lo que fue: dos veces presidenta electa de la
Argentina. Volver a aquel tiempo legislativo sería, en opinión de este
cronista, un retroceso para quien en 2019 puede ser reclamada por las grandes
mayorías nacionales. Además, la falta de definición sobre su rol en el futuro,
y el “cantinfleo” reiterado no ayudan en un momento en que hay un pueblo que
reclama y que espera de sus mejores referentes actos inteligentes, de grandeza
y de coherencia frente a las necesidades existentes y los graves peligros que
acechan a nuestro país.
El Frente
Renovador también corre el riesgo de irse a la banquina si continúa
elaborando respuestas en base a los movimientos de las otras fuerzas políticas.
Es verdad que toma algunas iniciativas interesantes, pero respecto a
candidaturas está inmerso –hasta ahora- en la misma incertidumbre que el
Peronismo. Las vacilaciones, el no señalar rumbos con precisión y seguridad, no
poner de cara a la sociedad los nombres y apellidos de quienes intentarán
llevar adelante ideas y proyectos, demuestra falta de personalidad y ausencia
de liderazgos en los partidos políticos. Últimamente el FR ha sufrido algunas
deserciones no menores como la de Alberto Fernández y otros referentes de
cierta influencia en determinados sectores.
Cuando esto ocurre se puede perder el capital acumulado como agua en un
colador. A pocos meses de una elección fundamental para el destino de la
Patria, casi todo está por verse. Realmente grave.
(*) “Cantinflear” : modo de hablar sin comunicar mensaje
alguno ni cubrir el punto, creado por el actor y comediante mexicano Mario
Moreno (Cantinflas) “¿Cómo dice que me dijo que dijo?” “ “qué si que no que
todo lo contrario”.
omardalponte@gmail.com