Por Leonardo Cajal - Mayo 2017
Del Portal EL ENTREVERO
En los callejones de la historia se encuentran las
historias no contadas, aquellas que por amargas al paladar oligárquico se
deciden ocultar, prefieren callarlas, pero son esas historias las que dan
sentido al verdadero derrotero de hechos. Tratadas como las espinas son
extirpadas de la palma de la mano del escriba, porque molestan, porque
incomodan, y una vez limpia de impurezas se echa a andar entre las blancas resmas volcando sobre ellas
el cántaro de mentiras; y así, en los
libros de texto, la historia oficial cuenta la historia de lo que no fue.
Los pueblos se
deben para sí la mayor de las obligaciones, contar lo sucedido, estamos en
deuda con nosotros mismos, es imperante para nuestro futuro ordenar e imponer
ciencia popular entre los párrafos mal habidos de las plumas fundadoras del
bien decir. Escuchar el silencio para poder parir los pensamientos y aprender a
escuchar nuestros lamentos; como las pobres cuando paren y reciben al hijo con
un grito de dolor, para luego aferrarse en ese sueño vivo al calor del mas
cálido de los abrazos, así debemos los trabajadores parir nuestros propios
versos, nuestra propia historia, al grito
vivo del hermano caído, de aquellos compañeros que se entregaron por
nosotros, para nosotros y por aquellos que vendrán y fundirnos en un abrazo
final.
En la historia de
la Patria el grito sagrado de libertad lo dio el pueblo trabajador, cansado de
la ignominia y la mentira se encontró con su propio ser y se hizo fábrica,
barricada y revolución. Supo ver que por sus venas corría la misma sangre de
aquellos de Obligado, la misma sangre del Chacho y Felipe Varela, supo verse
entre las montoneras corriendo por los
llanos entre espinillos y polvareda. Y fue el 17 de octubre de 1945 que el pueblo
trabajador comprendió que la liberación de la Patria era la tarea inconclusa,
era su historia por nacer, heredada de sus antepasados, entendió que la bandera
que cubre su destino es azul y blanca y la causa de su lucha la libertad, y no
titubeó en protagonizarla.
A partir de
entonces el pueblo trabajador comenzó a manifestar sus aspiraciones políticas y
por primera vez se enfrentó de igual a igual contra la oligarquía volcando el
destino de la Nación en favor de la historia popular anti-imperialista,
entonces el rol sindical quedaría transformado para siempre.
Bastaron tan solo
10 años para que toda la historia se haga carne en el pueblo, para que este
sienta que no ha nacido para ser mandado sino para mandar su propio destino, en
tan solo 10 años la semilla de la liberación dio frutos y fueron los mejores,
pero también profundizó el odio de clase de una oligarquía que niega a los
hijos de la tierra y que ve peligrar en el presente sus privilegios de clase
del futuro.
Esta, se encontró
en la Revolución Fusiladora y trató vanamente de exterminar todo rastro de
peronismo valiéndose de la proscripción, prohibiciones e intervenciones a los
sindicatos, pero la conciencia y organización de los trabajadores supieron
enfrentarla aun desde las peores desventajas.
La organización
sindical como cuerpo unificado y nacional no tenía experiencia de lucha, sería
un error comparar esta nueva etapa de resistencia con épocas anteriores al ´43.
Esto era distinto, no se trataba de recuperar las conquistas laborales sino de
retomar la lucha por la liberación nacional por fuera del Estado y aun peor con
las armas del Estado apuntando hacia adentro.
Fue a partir del
intento fallido de la contrarrevolución de Juan Valle y el posterior
fusilamiento cuando uno de los pilares sostenedores del justicialismo se derrumbaría,
el Ejercito que hasta entonces había
actuado no solo como custodia de un modelo de país junto de la clase
trabajadora sino también como una usina de desarrollo y crecimiento industrial
pesado; este es el origen del Ejercito grande, cuyo factor sustancial fue el desarrollo de la industria que nace con el ejercito de San Martín y
continua desarrollándose con Mosconi y Savio,
y asi comienza un proceso de desnacionalización y extranjerización de
sus cuadros llegando a su punto culmine en marzo de 1976.
De esta manera, a
diferencia de 1943, el movimiento obrero organizado queda como único actor
encargado de tamaña empresa, la liberación de la Patria.
En los primeros
años de resistencia se produce una renovación de los dirigentes sindicales en
algunos gremios, dado que las primeras líneas se encuentran en su mayoría
presas, de esas segundas líneas surge
ese gran dirigente del gremio de la Sanidad, Amado Olmos que dice “si a lo largo de una experiencia histórica
de años hemos sobrellevado el peso de la acción y de la lucha; reivindicamos
para los trabajadores la responsabilidad de las tareas futuras en la lucha por
la liberación”
En estas palabras
Amado Olmos durante las jornadas de resistencia en el sindicato de empleados
del tabaco en 1961, materializaba la práctica que las masas trabajadores
comprendieron e impusieron mucho antes que sus dirigentes, el sindicalismo
integral. Continua Olmos diciendo en el mismo documento “el peronismo es el
vehículo revolucionario de esa Argentina que se nutre de las grandes masas
laboriosas y los cabezas negras; esa es su grandeza y su vigencia. Quienes
pretendan desdibujarnos, quienes quieran complicarnos con el Régimen y
convertirnos en otro apéndice del mismo, esos no pueden estar a nuestro lado;
esos no pueden llamarse peronistas”
En sus palabras
late la proclama que apenas 4 años antes salía a la luz en La Falda, Córdoba.
La proscripción,
la persecución, la cárcel y el estado de sitio no impidieron a los trabajadores
reuniese en la ciudad cordobesa y aprobar un programa de gobierno claramente
anti-oligárquico y anti-imperialista enmarcado en los pilares históricos del
movimiento nacional, la independencia económica, la soberanía política y la
justicia social. Un verdadero aporte del movimiento obrero organizado a la
historia grande de la Patria y su liberación.
El Programa de La Falda es un documento de avanzada del
movimiento obrero que deja ver la calidad en la toma de conciencia de clase y
el protagonismo contra-revolucionario en el que se encontraba inmerso el
movimiento obrero. Es importante tener en claro que por ese entonces la
Revolución Fusiladora se encontraba en su apogeo, la anulación de la
constitución del ´49 era un hecho y la CGT intervenida por el Capitán de Navío
Patrón Laplacette llevería a la conformación de las 62 organizaciones, a partir
de entonces brazo político de los trabajadores.
El programa de la
Falda se sustenta sobre los tres pilares del peronismo, Independencia
Económica, Soberanía política y Justicia Social
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