Por Juan Godoy*
En una sociedad donde hace años
se apunta a la imposición mayormente del individualismo, la ruptura de los
lazos solidarios, el hedonismo, las
“libertades individuales” por encima de los intereses colectivos, la crítica a
la intervención estatal en cuestiones que se consideran ligadas al ámbito
privado, la difusión de las agendas políticas de las minorías en detrimento de
las grandes problemáticas nacionales, en fin, donde aparece el Yo sobre el
nosotros, los acontecimientos de público conocimiento desatados en relación a
la propagación del covid-19 han puesto por un lado, en crisis ese modelo, y por
el otro, de manifiesto la actualidad y la necesidad de profundizar en los lazos
constitutivos de la comunidad organizada,
entendiendo que no hay realización posible por fuera de ésta.
Sostenemos esto a partir de la
observación que ante la crisis desatada (como en tantas otras, más comunes), y
el conjunto de medidas adoptadas por la administración de gobierno para evitar
consecuencias mayores, lo que queda en pie con su vitalidad en el sostenimiento
de la cohesión social, y en tanto el fortalecimiento de la comunidad nacional,
son diversas instituciones y organizaciones que se han puesto “la Patria al
hombro”.
Estas instituciones y
organizaciones han sido, no casualmente golpeadas duramente por el liberalismo
(de izquierda y derecha si se quiere), que siempre procura desarticular los
pilares constitutivos de la nación. Cuando se debilitan los lazos sociales, los
valores permanentes y la moral la comunidad se debilita. Nos referimos a
instituciones y organizaciones diversas como los sindicatos, las Fuerzas
Armadas, las instituciones escolares, la iglesia, los clubes de barrio, las
sociedades de fomento, etc. La comunidad no se articula desde los “derechos
individuales”, sino desde las instituciones y organizaciones que constituyen la
vida comunitaria. Desde ya, también cabe destacar a los integrantes de la salud
pública, los trabajadores que producen los alimentos y medicamentos, los
recolectores, etc. manifestando la solidaridad poniendo el deber y el interés
colectivo sobre el individual.
Argumentamos esto porque, en los
últimos días, se observan diferentes acciones de parte de éstas como los
sindicatos poniendo tempranamente sus hoteles al servicio de los enfermos, las
escuelas sosteniendo los comedores escolares y las clases mediante diferentes
dispositivos, la iglesia con su presencia en los barrios populares, fabricando
barbijos e incluso pidiéndole al Presidente que los exima de la cuarentena para
poder asistir mejor a los humildes de la patria, los clubes poniendo a
disposición sus instalaciones para lo que se necesite, etc.
Las
Fuerzas Armadas merecen un párrafo aparte por, al menos, tres cuestiones: su
lugar estratégico en el territorio nacional, la defensa de la patria; por haber
sido fuertemente criticadas (más allá de los sectores liberales y genocidas que
bien se ganaron el repudio de nuestro pueblo), en base a un “anti-militarismo
abstracto”; y por ser un caso emblemático de lo que queremos transmitir en
estas líneas. Así se las observa con presencia en todo el territorio nacional a
través de sus 90 mil integrantes, utilizando los aviones Hércules de nuestra
Fuerza Aérea para repatriar argentinos en el exterior, la puesta a disposición
de los hospitales militares (incluso el hospital militar reubicable), la
producción de alcohol en gel del laboratorio del Estado Mayor Conjunto, la
fabricación de barbijos, cofias y camisolines por parte de la sastrería en el
taller textil del ejército, el patrullaje aéreo para verificar el cumplimiento
de la cuarentena, la perforación de pozos en la zona salteña para la obtención
de agua, y la diagramación para repartir comida en los barrios populares, entre
otras acciones. Quizás sea un puntal para el necesario re-encuentro con el
pueblo argentino y su línea nacional que supieron expresar desde la oposición a
las invasiones británicas, San Martín, Savio, Mosconi, Pujato, Leal, Vicat, Alberte,
Guglialmelli, por nombrar algunos pocos casos al azar.
La
comunidad organizada nos marca el
camino del futuro, a pesar de todo demuestra sostener su vitalidad e
importancia. No obstante la misma debe ser contenida y expresada en un proyecto
nacional que apunte a fortalecerla, una política nacional que contenga los
lineamientos en este sentido para cada uno de esos sectores, en virtud de dar
respuestas propias a nuestras problemáticas. Es necesario partir de la
realidad, y construir, a través del tiempo que demande: la unidad nacional. La
comunidad es el punto de partida para nuestra tarea: construir la nación. Existe una (nueva) oportunidad. El gobierno, luego
de superarse esta crisis, puede ser expresión de lo que venimos sosteniendo,
encontrar su rumbo en “lo nacional”, construyendo en base a los pilares donde
(todavía), se sostiene la nación, teniendo en cuenta que como afirma Perón: “el tránsito del yo al nosotros no se opera
meteóricamente como un exterminio de las individualidades, sino como una
reafirmación de éstas en función colectiva”.