sábado, 11 de abril de 2020

Peron, la palabra realizada


Dionela Guidi, abril de 2020



Índice
1- La comunidad organizada, el punto de partida
2- La artesanía política
3- La cuestión Sindical
4- Geopolítica para los pueblos libres
5- La cultura o la importancia de ser uno mismo
6- Modelo Argentino: el legado



Introducción a la pregunta por el sentido del peronismo
Han pasado casi cuarenta y seis años desde la muerte del General Perón, cuarenta seis años que no han hecho más que acrecentar su presencia y centralidad en la vida política argentina ratificando que el modelo peronista es un fenómeno profundamente nacional y como tal imborrable de la memoria popular. El peronismo sigue vigente en las clases trabajadoras no solo como ideología partidaria sino como un modo de ser y de habitar el suelo argentino, construyendo identidad
desde la dignidad del trabajo, situado en las periferias de las grandes urbes o en el corazón federal de las provincias.
No obstante, como toda identidad colectiva y también como el movimiento “natural” que se debe una doctrina para comprender su momento histórico, el peronismo no se mantuvo inmutable y sufrió particulares transformaciones desde sus orígenes hasta la actualidad.
Más aún desde la pérdida de su máximo líder, que sucedió casi al inicio del periodo de mayor destrucción de la estructura económica y social (una vez concretado el golpe del ‟76), el peronismo se reconfiguró de tal manera que puso en jaque las bases sobre las cuales este enorme movimiento se levantó.
Aún hoy seguimos discutiendo, peronómetro en mano, qué es y qué no es ser peronista, o en dónde se hubieran posicionado Juan Perón y Eva Perón si vivieran, pudiéndolos encontrar estampados en las más variopintas causas, accionar que además mantiene latentes las tensiones que llevan décadas irresueltas al interior movimiento, y que aunque fastidiosa para unos y otros, nos recuerda que el peronismo está en continua mutación como todo cuerpo vivo.
Sin embargo, creemos que la palabra de Juan Perón sigue siendo la hoja de ruta para retomar la revolución inconclusa dos veces derrocada por la revancha oligárquica. En su obra podemos encontrar los pilares fundamentales sobre los que
se irguió el andamiaje social, cultural, económico y político con el que se rompió la dominación imperialista británica y la de sus vasallos, la elite terrateniente local.
Este trabajo no pretende establecer una verdad del peronismo. Tampoco es un trabajo de exégesis del pensamiento de Perón. Es una mirada más de las  múltiples que existen determinada por un posicionamiento social, cultural, político y también generacional que invita a la tarea urgente de leer a Perón.
Me tocó vivir y militar en un momento en dónde los principales actores pretendieron formar cuadros en la acción sin teoría ni doctrina porque percibieron que “no había tiempo” para tal cosa. La política formativa y cultural se circunscribió a acciones esporádicas y de forma, en oposición a una tarea sistemática y en profundidad.
Así como no buscamos establecer una verdad de la obra de Perón tampoco buscamos traer su palabra para la “depuración” del peronismo muy pretendida por
algunos sectores más dispuestos a la puja facciosa que a la búsqueda de la unidad de concepción, principio básico establecido por Perón para nuestra supervivencia como movimiento.
En tiempos vertiginosos, de militancias virtuales, marketing y slogans vacíos, es difícil darse el momento de lectura reflexiva para rearmar el pensamiento del hombre más importante del siglo XX argentino, que a fuerza de exilios, tragedias personales, y un odio visceral de las clases altas dependientes encabezó el proceso revolucionario más profundo que haya vivido la sociedad argentina. Nuestra doctrina, la doctrina peronista, es nuestro legado a todos los pueblos libres de la humanidad, o a los que aspiran a serlo, es la mirada soberana a través de la cual dejamos testimonio que hubo un pueblo al sur, muy al sur, que se plantó frente a todos los imperios y torció el rumbo de la historia para hacerla “a la criolla”.
No la olvidemos.


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